Todo cabe en un orgasmo y en 140 caracteres

CUENTITOS PARA EL TWITTER

 

Antes uno común

 

Eternidad

Sí, resultó muy simple: la sensación de sueño, atravesar la bruma, los vuelos con alas de mariposa entre la densidad azul de bosque y el ritmo de la sofisticación.
Un último aliento subsistiendo en la eternidad y comenzó el misterio.

 

Ahora sí. El título no se cuenta…

 

Simbiótico

Cada vez que la guillotina corta alguna cabeza, el verdugo melancólico cambia radicalmente de peinado.

 

Nombre

Le pusieron "El burdel de la Inmaculada Concepción". Todas habían nacido sin mancha de Pecado Original. Se hicieron putas después.

 

Desaparecidos

Finalmente, cinceló: “No hay epitafio posible para sus tumbas vacías”.

 

Olores

Se tumbó boca arriba en la hierba, olfateando ráfagas de suavizante de ropa.

 

Colaterales

La acupuntura practicada en mariposas suele tener efectos secundarios.

 

Dislexia

¿Seguro que era 96? -preguntó desnuda, frustrada, de espaldas.

 

Cronológico

Ya cuesta abajo, me enamoro todos los días. Es en vano. ¿Qué hago con tan poco tiempo y tantas ganas?

 

Autobiográfico

Escribió como últimas líneas es su autobiografía: “Tras una vida miserable, nuestro ilustre personaje murió de un balazo en la sien”.

 

Creer

Reconforta pensar que tras la monótona muerte aún nos quedará un pasado, más o menos esplendoroso, por delante.

 

Discriminación

La captura de Cristo demuestra lo homófobos que eran los romanos: lo aprehendieron sólo porque Judas lo besó.

 

Género

Fue difícil lograr que su mujer se olvidara del amante. Fue juego de niños enamorarlo a él.

 

Lágrimas

Nunca vi tus ojos tan hermosos y brillantes. Será por las lágrimas que riegas sobre mi rostro. Si he de morir, que sea ahogado en tu llanto.

 

Los de siempre

CORTITOS Y AL PIE

 

Fin

En la tierra el tiempo cambia; los días y noches se alargan y la rotación de los planetas va deteniéndose. Por la mañana un destello de colores ilumina el cielo que parpadea intermitente como si se tratara de un enorme holograma hasta que el Universo desaparece por completo. La máquina perfecta finalmente ha parado.

 

Histórico

El caracol no sólo dejaba escuchar el sonido de las olas rompiendo en la playa: también se oía el graznido de las gaviotas, el viento azotando las velas, los gritos de los náufragos y el cántico de los esclavos liberados.

 

Mentiroso

Bebiendo, miraba a través del vaso de whisky, el cenicero repleto de filtros aplastados, mientras se juraba a si mismo no volver a enamorarse. Su conciencia, irónica, contaba con los dedos las veces que él había prometido dejar de fumar.

 

Éxito

Cuando estaba a punto de poner el punto y final a su novela intimista, una inoportuna ráfaga de viento se llevo todas las letras por el aire. Las recogió una a una, las pegó al azar sobre las páginas del libro y terminó la obra.
Hoy sale al mercado la quincuagésima edición.

 

Limpieza

Construyó un fabuloso barquito de papel para reencontrarse con su amor en un puerto muy lejano. Construyó también un mar para poder navegar, mar de papel con olas de papel, islas de papel, peces de papel ¡Hasta sirenas de papel tenía aquel mar! Y zarpó, viento en popa, a toda vela (viento de papel, popa de papel), rumbo a su amada, que lo esperaría en un puerto de papel, llorando acartonadas lágrimas por su ausencia.
Y me gustaría poder decirte que todo sucedió como en los cuentos, como en un final feliz de película. Los amantes, juntos, en aquél lejanísimo puerto. Pero cuando nuestro héroe andaba en mitad de la travesía perdido una tormenta de papel, alguien llegó; ya sabes, esa mano grande que todo lo abarca. Viendo aquellos montones de papel tirados por el suelo, hizo una bola y los tiró a la basura, con todo: El puerto, el mar, los peces, las islas, las sirenas de papel, nuestro héroe, su amada…

 

Creativo

"No, no tienes que marcharte, no te me desesperes. Te amo y no puedo vivir sin vos... —Puso sus brazos alrededor de mi cuello y ahogó mis reclamos a fuerza de besos mientras sus lágrimas empapaban mi camisa— Vas a ver...,  juntos vamos a  salir de esta."
Siempre he tenido una muy pródiga imaginación, muy fecunda. En realidad, me dijo ¡no quiero verte más! y cerró la puerta con fuerza
Nunca volví a saber de ella.

 

Carpintero

En aquel país gobernado por un rey caprichoso y malvado vivía un carpintero capaz de crear con pino, junco o ébano maravillas nunca antes vistas. Así, en cierta ocasión en que el soberano sintió celos de la claridad del día, le ordenó al artesano una gran obra que impidiera la entrada del sol a su reino, pieza con la que el monarca fuera recordado eternamente. El carpintero, entonces, cortó madera, pegó clavos, junto tablas, pulió y adornó ensambles y en pocas horas terminó un féretro real.

 

Finitud

La descubrí en el rincón polvoriento de una librería, en las hojas de un libro que hablaba de ella, en un párrafo pequeñísimo e inmóvil entre el resto de las letras, los espacios y los puntos y apartes, en un vaho suspendido de la imaginación, en la primera gota de sangre que se desprendió de mi nariz hasta tocar la página amarilla. Me enamoré, sí, con la magia de un escalofrío, con la complicidad de aquella penumbra. Caí, con el miedo de quien es valiente, con la mano sujeta al metal, al anaquel; caí, con los textos lloviendo letras sobre el inerte cuerpo de mi ser; caí, con la maravilla que nos produce un violento amor.

 

Rusa

El póker ya nos había aburrido y nos entregamos al alcohol.
Horas más tarde, había dos cadáveres con la cabeza apoyada en la mesa redonda.
Volví a girar el tambor del arma y el pánico se apoderó tanto de mí que realicé el acto mas cobarde de mi vida. Disparé tres veces y asesiné al último de mis compañeros de juego.

 

Grupo

Inquieto con ciertas dudas existenciales, el psiquiatra decidió acudir a otro colega con el que discutir sus traumas. Tras una reunión de quince horas, llegaron a la conclusión de que tan sólo con la ayuda de un tercer psiquiatra podrían liberarse del caos en el que se habían visto inmersos mutuamente. Cinco días con sus cinco noches duró aquella reunión entre los tres doctores, y las caras de desolación a la salida del gabinete resultaron de todo punto expresivas.
Ahora, se ha forjado entre ellos una estrecha amistad, y cada domingo se reúnen como viejos camaradas. Entonces hablan de política, de mujeres, de fútbol, de filosofía… De cualquier cosa que les distraiga y no les lleve a la inevitable conclusión que secretamente quieren evitar a toda costa: Tarde o temprano, tendrán que acudir a la consulta de un cuarto profesional.

 

Pompas de jabón

Suspendidas sobre un soplo de aire quieto, brillaron con infinitos matices en la magia de su transparencia. Llegó puntual el tiempo y desaparecieron desvanecidas.

Cronos las vistió de seda y se las llevó en una ráfaga de viento.

 

Duendes

Era una botella azul, que con los fulgores del sol cambiaba de color. La olisqueó cauteloso y un aroma marino escurrió por la nariz. Con la zarpa la frotó; no sucedió nada; lo hizo una vez más y percibió un deseo escondido cuando tenía tres meses de edad. Decidió asomarse, llevando el ojo a la boca del recipiente. Vio su nacimiento, la construcción y destrucción de sus seis vidas; angustiado quiso desviar la mirada, mas, un tranquilizador coro lo relajó hasta el sueño. Cuando despertó era un capullo y sobre él las arañas cantaban y tejían

 

Papelón

A veces frente al espejo del baño me creo un gran estadista de modo que hago aparatosos y graves ademanes y pronuncio palabras juiciosas en frases como esculpidas en estatuas. Sólo el atronar de los aplausos en forma de lluvia de la ducha, me despierta. Otras, me asumo como un sanguinario dictador y vocifero conceptos como "honor", "patria", "cáncer social" y "enemigo interno". Justo cuando llamo a las tropas a reprimir a los manifestantes, el vapor esconde mis facciones iracundas en el espejo o, peor, se me cae la toalla y entonces...

 

Conciencias

A mitad del diluvio, Noé, gritó en sueños:

-¡¿Y éste animal qué hace aquí?!

Culpa de este exabrupto fue que desaparecieron varias especies, pues no pocos animales, sintiéndose aludidos, se tiraron por la borda. Lo mismo un primo segundo de Noé que había entrado de polizonte el que saltó a las aguas y cuyo nombre no ha pasado a la historia porque el chorlito fue el único testigo

 

Boludo

Al fin lograba entrever el final del laberinto, y marchando con paso triunfante fue presuroso a su encuentro. Pero en cierto punto se dio cuenta que el camino torcía hacia un lado, con rumbo incierto. Y al creerse incapaz de soportar la incertidumbre una vez más, se quedó allí, inmóvil y temeroso, con los ojos trémulos clavados sobre el portal bellamente decorado de la salida.

 

Modernidad

Don Quijote alzó su mirada al cielo ante el pavoroso estruendo que aquel avión producía al romper la barrera del sonido.

Con lanza en mano, el valiente hidalgo vociferó a su escudero Sancho Panza: -Bien parece, fiel amigo, que los tiempos han cambiado y ahora los malvados gigantes nos retan en desigual batalla desde las alturas...

Animando a Rocinante y encomendándose a su amada Dulcinea, sin perder tiempo Don Quijote siguió a todo paso los rastros de la aeronave.

Entretanto, Sancho Panza, sacudiendo la cabeza recogió su escudo con infinita paciencia, siguiendo al caballero, pero plenamente confiado en que esta vez su amo, de ninguna manera, lograría la embestida

 

Etapa

La nave dibujó una parábola antes de comenzar a descender lentamente y aterrizó, entre risas y algún grito, sobre la cabeza de don Ramiro, el profesor de latín, que dormitaba por la Segunda Guerra Púnica de Aníbal y las Geórgicas de Virgilio.

Maldije el rubor delator que subió a mis mejillas cuando me tomó de las orejas y me obligó a planear como un avión por la clase.

La miré a ella, y allí concluyó mi infancia.

 

Memoria

Cada vez que se cortaba el pelo perdía un poco de memoria. Ella no lo sabía y tampoco los que la rodeaban, así que, en más de una ocasión, la tomaron por desatenta y dejaron de dirigirle la palabra. Por supuesto, ella lo sentía y no se explicaba por qué la gente terminaba por alejarse.

Entonces se miraba al espejo. Reparaba en el hilito que sobraba del suéter; reconocía sus hombros caídos y probaba a darles aliento: suspiraba profundamente. Observaba que el pelo le había crecido y que un mechón rebelde se obstinaba en enfrentarla con la vida. Resolvía un nuevo corte. Y cada vez, el rechazo y el cabello rebelde hacían lo suyo.

Un día, decidió cortar por lo sano. El mundo prometió paraísos trémulos e inexplorados, palpitantes como su cabeza rapada.

 

 
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