Porque la vida continúa

POEMAS SIN DUEÑA

 

Al fin

Me he decidido a vivir
y creo afirmar que mis latidos
se convencieron de ello
He tenido ofrecimientos sinceros
para cohabitar
la extremidad de una telaraña
o para servir como testigo
de matrimonio forzado
Es más
he sido amante de la noche
con sólo cantos y bostezos repetidos
No soy creyente incondicional
de las pasas en las empanadas
de las secretarias con dos idiomas
o de la crema humectante
como único remedio para las arrugas
Me he decidido a vivir
y creo afirmar que mi cabezota
se ha convencido de ello
No miento al decir que lavo
detalladamente la fruta que ingiero
por temor a la hepatitis
lo mismo hago con los espárragos
y las botellas

Escojo la remera

que hace juego con el mundo
elijo los zapatos
que le vienen bien a mi sombra
y a mis sueños postergados.
Me encanta encadenarme
a los postes de teléfono
y anclar en una esquina
y detenerla con la frente
y avanzar por la arena
entre ruedas venenosas
luego frenar
tenderme en línea recta, en perspectiva
en ángulos de asfalto y de madera
Y a cada cual lo suyo
a cada camisa su cuello
a cada pierna de mujer
y a cada cadera su vestido
a cada misa su vino
y su pan de miga inconclusa
Nada escribo sobre los ascensores
Me he decidido a vivir
y creo afirmar que mi poesía
se ha convencido de ello
Me he decidido a vivir
a la manera de los gorriones
y de las aves sencillas
a la manera de una lluvia
que me hace estornudar
a la manera de entender
lo poco que entiendo.

 

Nunca

Tendría que acostumbrarme a la costumbre,
aquella que obliga y se disfraza de reposo.
Tendría que enmudecer mis ideas.

Tendría que declarar desierta mi voluntad,
tendría que bajar los brazos, atar sus manos.
Tendría que retroceder hasta mis otros pasos.

Pero mi voluntad y mi palabra son una.
No transo ni vendo respuestas falsas,
No entrego lo que es fiel a mí,
No renuncio a siglos de buenas intenciones.
No renuncio a ser.

 

Elección

He elegido este camino...
Mis ojos, aunque abiertos, no quisieron ver más,
al entorno lo borró mi razón,
como a los poblados, el alud.

He elegido este camino...
La impaciencia se ha vuelto esperanza,
la conciencia ha derrotado al miedo,
y camino acumulando sueños de edad madura.

 

Tormenta

Así como este paisaje marino,
húmedo, brillante y convulsionado por el sol,
deambulo, impacientemente.
Grises brisas me despeinan,
caen, desenredando la inquietud...
Voces iluminadas nacen de las nubes,
interrumpen la ruta de las gaviotas
que ceden a su poderío.
Inevitable discurso natural
franquea mis barreras, y busca las tuyas,
desatando otra tormenta...
Vida nueva para mis sentidos.

 

Quiero...
Quiero tantos amaneceres,
aquellos que en cada rincón dejan huella

Quiero...
Quiero la eternidad de un beso tuyo,
tormenta y calma en mi piel

Quiero...
Quiero la ilusión de tu voz,
grito ahogado por el tiempo

Quiero...
Quiero atrapar tus abrazos,
declaraciones secretas y silenciosas

Quiero...
Quiero curar tus heridas mas antiguas,
ecos evidentes de dolor

Quiero...
Quiero aprender contigo,
y con locura escribir nuestra historia

Quiero vivir sin castigo.

 

Dentro

No acabas de llegar, pues siempre estuviste
desde el principio de los tiempos
te presentí como animal agazapado en la sombra
sentimiento noble, salvaje, impúdico casi
aflorando en mi piel.
 

Lujuria
Mis más salvajes deseos,
mi boca, para tu obscenidad,
mis ojos, deseo que no se esconde,
mis manos, animales salvajes
que recorren tu geografía,
que arrasan cuanto a su paso tocan,
mi cuerpo, tronco al que asirte
en este mar bravío
de lujuria deseada.

Siento la noche en mis poros
más mi alma, caliente,
ayuda a un corazón palpitante.

Te busco, te nombro, te evoco,
te llamo... te llamo...
mas no con nombre de mujer,
no con nombre de madre,
ni de amiga, ni de amante
si no de hembra caliente
que atiende mi llamada,
mi llamada de hombre,
mi llamada de mar bravío
de costas y de bosques:
mi llamada salvaje e incoherente,
mi llamada de pasión inacabada
que se escribe lentamente
la calma, tu alma, la noche, el deseo.
 

Piernas
No sé si todo no es nada
si un sueño o quimera
o si soy yo el sueño
de tu realidad absurda;
mis labios que dicen amor
y que en amor estallan
tampoco son nada
si no tienen los tuyos
como puerto de llegada
y repito que te deseo
y me da miedo la nada
y grito en la noche
tu nombre de amante,
la que se acerca a mí de frente
la que apuesta conmigo su mirada,
la que abre sus piernas

y me llena de fuego.

 

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