La columna de Jorge fava

SON RUMORES

 

En una Región en la que sus sociedades parece que se han dividido en dos mitades, con acontecimientos que se suceden sin parar en Bolivia, Chile y Ecuador , a los que en los últimos días se han sumado Colombia y Uruguay, con una elección increíble que aún no tiene un ganador confirmado, aunque seguramente, con una diferencia exigua de votos, la derecha oriental, como ocurrió en la Argentina en 2015, se alzará con el triunfo y el Frente Amplio reconocerá hidalgamente la derrota, como lo hizo aquí el Frente para la Victoria.

Actitudes muy distintas tienen, los que siendo representantes de los sectores populares que bregan por la igualdad, la justicia, la soberanía política y económica, se diferencian de las fuerzas del privilegio, personeras de la entrega de los recursos naturales y del sometimiento al poder financiero mundial y que, como argumento primordial ante una derrota por amplio margen, utilizan la falsa acusación de fraude para desgastar al legítimo ganador de una compulsa electoral, como sucedió en Venezuela primero y ahora en Bolivia.

Es en este cuadro enrarecido por los alzamientos de los pueblos hartos de tanto neoliberalismo, que ha aniquilado los sueños de generaciones como sucede en Chile y Colombia, o con la defensa de los derechos adquiridos por los Pueblos Originarios en la patria de Evo Morales, experimentamos como en nuestro país, a días del cambio de gobierno los rumores sobre los ministros que acompañarán al presidente Alberto Fernández a partir del diez de diciembre están a la orden del día...

No sería grave si los mismos no estuvieran acompañados de la intencionalidad de generar enconos o divisiones entre los integrantes de Frente de Todos.

Se suceden todo tipo de especulaciones descabelladas con respecto a los futuros funcionarios. Algunos son producto de operaciones con nombre y apellido que buscan imponer a tal o cual personaje, ya sea por su propia notoriedad o porque emanan de grupos económicos que con sus aparatos mediáticos, estiman sacar ventajas para sus propios intereses, tal como sucede con los futuros integrantes del equipo económico o de seguridad, por nombrar a dos sectores apetecibles para los ventajeros de siempre.

Hasta ahí las especulaciones serían comprensibles, pero lo cierto, es que los monopolios mediáticos y sus perros falderos salieron con desparpajo a tratar de desgastar de antemano a la futura administración, con todo tipo de chismes y operaciones ridículas e insisten con los presuntos enfrentamientos de Cristina con Alberto que generarían una grieta inexistente entre ambos. Aducen que la senadora aplica todo tipo de imposiciones al presidente electo mostrando que ella es la verdadera depositaria del poder y de paso vuelven con la charlatanería de su autoritarismo y su sed de venganza para con todos aquellos que la denunciaron o que la enfrentaron cuando ejercía la primera magistratura.

Para algún un desprevenido, esto tendría algún asidero. Para un simpatizante de la derecha, abonaría sus propias creencias y afirmaría como funciona lo que se llama la "post verdad “en nuestro país. Lo que no se admite es que muchos de los propios asuman como realidad lo que a todas luces forma parte de una campaña

de la derecha, que persigue la desestabilización anticipada de las futuras autoridades.

Ni la militancia, ni los medios afines tienen que hacer seguidismo de cuanta cosa emerja de los enemigos del pueblo. Parece mentira que tengamos que salir a advertir que la derecha está enloquecida luego de la derrota propinada a instancias de la articulación de un frente, que con sus defectos y en plena construcción de poder, promete remediar la mayoría de los males producidos por mafia enquistada en el gobierno desde el 2015 y que inexorablemente se va en pocos días más.

A toda esa parafernalia mediática dejémosla que la consuman aquellos que en su otoño etario prefieren alimentarse en los almuerzos de una ex actriz que ya vive su invierno interminable, o que se sumergen en las aguas contaminadas de mentiras que inundan las pantallas del trece, telefé, américa, tn y de otras señales que actúan al ritmo que les imponen desde la calle Tacuarí al 1800.

Hay cosas que no tienen remedio, que no las podremos cambiar. Entre ellas sobresalen la necedad y el deseo de permanecer en una ignorancia que les permita vivir y revolcarse en su odio de clase, o el adquirido al creerse que son los únicos cultores de una verdad, que sólo ellos ven.

Hay algunos que se avinagran con la edad, otros porque no soportan sus propias frustraciones. Para algunos el paso de los años no significa sabiduría. Para otros la juventud no garantiza la frescura que da luchar por un ideal donde la felicidad del prójimo, es la propia.

Allá ellos...Para el pueblo comienza otra etapa donde su felicidad será la nuestra, porque nosotros, somos parte de ese pueblo

 

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