Hasta ahora, la van ganando

MAGNETTO, SUS BUFONES, KAFKA Y LA BATALLA CULTURAL

 

Él bufón o gracioso se hizo famoso con sus palabras y acciones que convidaban a la risa segura. Sobre todo, ejercían su oficio ante los poderosos, ante las grandes cortes. Su obligación principal era hacerlos reír y asegurar las carcajadas. Su nombre, según algunos historiadores, proviene del bufido que emitían tras soltar alguna de sus gracias. Respecto a su época de actuación, los mismos indican que ejercieron su labor exclusivamente durante la Edad Media. Hay quien apunta a su presencia todavía en la Edad Moderna. Aunque este último dato son sólo especulaciones.

La figura del bufón se introdujo entre los señores y reyes propios de la Edad Media. Estuvieron presentes desde el principio hasta el final de este margen de tiempo. Sirva como ejemplo que Atila llevaba uno en sus andanzas.

Los bufones fueron haciéndose con más presencia en las cortes. Cada castillo tenía el suyo. Las situaciones históricas se reciclan, y la estructura del poder se repite. Hoy, la Gran Corte tiene un Rey plebeyo de origen, hecho fuerte gracias a las armas de la dictadura militar que asoló al País desde 1976 hasta 1982.

El ceo DE Clarín, Héctor Magnetto tiene como en el Medioevo, su séquito de bufones, liderado, a pesar de todo, por Jorge Lanata.

Por estos días, el ex periodista también se dedicó a atacar a Villa Gesell y al intendente desde su espacio en radio Mitre, irreconciliable ya con cualquier estamento del gobierno popular. Desde un cómodo sillón en la CABA, van contra la medida de Barrera de poner blanco sobre negro, sin matices, el funcionamiento de los boliches en Villa Gesell. Claro está, oscuros como son, defienden a los mercaderes de la noche. Lo mismo hacen la mayoría de los periodistas encargados de cubrir el asesinato de Fernando. Cuestionan “casi” todo.  Ese “casi” es que eximen de cualquier crítica a los explotadores de la noche. Parecería que forman parte de su equipo de prensa. Siguen hablando de “el crimen de Villa Gesell”  Otra vez si digo: Villa Gesell no asesinó a Fernando, los geselinos no asesinaron a Fernando, las autoridades no fueron cómplices. Hubo un grupo de criminales que exacerbados por sus antecedentes de impunidad, lo atacaron y lo mataron. El manejo de la prensa fue sesgado Tomaron tan solo una idea y sobre ella, con mala leche, montaron su operativo: “Todos contra Villa Gesell”.  

 

La desnudez de Magnetto

En la basílica de Saint Denis, necrópolis de los monarcas franceses hasta Luis XVIII, se encuentra la expresión más acabada de la teoría de los dos cuerpos del rey. En la parte superior del monumento mortuorio, cada monarca y su pareja aparecen con toda la pompa de su cargo; bajo el dosel, estatuas yacentes les muestran en la decadencia física propia de la vejez, apenas cubiertos sus cuerpos por velos: de ahí la denominación de reyes desnudos. Una dualidad que se mantiene hasta el presente, para subrayar que bajo la personalidad política del portador de la Corona se encuentra su condición humana. Como en este caso, la historia, finalmente, mostrará la miseria humana de la corona de Clarín.

 

Son rumores

Hoy, desde ese grupo empresario y todos los medios dependientes, asociados, dominados, alcahuetes o cómplices, el CEO ha instalado un verdadero reino de la desinformación, mala información y sub información. En base a estos manejos mediáticos, instala en el colectivo ciudadano el rumor que necesitan se extienda y se transforme en verdad subjetiva.

Allport y Postman desarrollaron una teoría que intenta explicar el por qué y el cómo de la génesis y la circulación de los rumores, uno de los fenómenos sociales menos racionales que existen. Para que una determinada información se convierta en un rumor, destacan su importancia y su ambigüedad como características básicas, y explican el papel de las motivaciones y la proyección en la propagación de los mismos. También, describen los procesos de nivelación, acentuación y asimilación de la información que se transmite bajo la forma de rumor.

Todos alguna vez nos hemos topado con algún rumor. Corren en el barrio, en la ciudad, en los países, en el mundo, en la guerra y en la paz. No reconocen fronteras y son, como la música o la mirada, una suerte de idioma universal en cuya base podríamos encontrar ruidos, según la teoría de la información, lapsus según el psicoanálisis, o hipótesis personales según el New Look.

Con los procesos periodísticos perversos se potencia la teoría del rumor. Se lanzan operativos de prensa, tendenciosos, claro, e instalan un rumor, profesionalmente entre sus lectores, oyentes o televidentes. Pero claro, los bufones útiles, comienzan la propagación y se pone en marcha el mecanismo aceitado para intentar transformar una mentira en un aserto. La información inventada es lo suficientemente importante y ambigua como para cumplir otra de las premisas necesarias para que el rumor se propague.

“La deformación emocional subjetiva en la percepción e interpretación del medio ambiente puede ocurrir sólo en relación directa a los efectos combinados de importancia y ambigüedad”.

En general, los rumores son ociosos, pero existen también los que no lo son. Estos últimos son intencionales, apuntan a un fin determinado y sirven a importancia objetivos emocionales. La exacta naturaleza de estos fines no sabrían explicarla ni el emisor ni el receptor. Ellos sólo saben que el rumor les resulta interesante. Les produce una incertidumbre intelectual y una ansiedad personal.

Se sabe que la circulación de rumores es siempre un problema social y psicológico de gran magnitud, lo es en especial en momentos críticos. Cuando se quiera lograr tensión en el ambiente social, se deberá utilizar la difusión de noticias falsas.

El término rumor evoca en el público un fenómeno misterioso. Un análisis profundo dentro de la sociedad nos dice que el rumor vuela, corre y se difunde hasta esparcirse en todos los ámbitos. El efecto que tiene sobre los hombres se parece al de la hipnosis: seduce y altera a la vez.

Hoy en día nos damos cuenta, con una simple observación, que la gente cree cada vez menos lo que se le dice. No confía definitivamente en la información que recibe por parte de los medios de comunicación, y mucho menos la que le es proporcionan por el resto de las instituciones.

En nuestro país, la prensa (medios gráficos) han tomado como metodología de expresión la no noticia, no información si no la mentira solapada o fundamentalmente el rumor. Y hasta en “sesudas investigaciones”, el rumor o el potencial es su único fundamente. Por lo tanto, el medio, no siempre logra convencer al receptor; y si lo hacen, es porque con la utilización de la información no verídica, o considerada "falsa" llegan a aquellos que piensan como él y que finalmente quieren escuchar o leer lo que el medio asevera.

Esto lo podemos constatar con cada uno de los casos de informes periodísticos que luego deben ser desmentidos a causa de falsos datos o información errónea o lo que es peor, conscientes de su falsedad, los medios no lo aclaran.

Y lo que es también malo, desde el oficialismo, en todos los niveles, no se ha logrado montar una estructura de prensa a la altura de la que poseen los enemigos

Simplemente se va detrás de los rumores y ante la andanada de misiles con los que los grandes medios atacan, se le responde con escopetitas de corcho con la que algunos jugaban en la niñez.

 

Escenario “Kafkiano”

Franz Kafka comenzó a escribir El Proceso en agosto de 1914, en los prolegómenos de la Gran Guerra. Otro autor bastante preocupado por el absurdo sintetizó, años después, esta obra absurda por antonomasia: En El Proceso es acusado José K. Pero no sabe de qué. Quiere, sin duda, defenderse, pero ignora por qué. Los abogados encuentran difícil su causa. Entre tanto, no deja de amar, de alimentarse o de leer su diario. Luego le juzgan, pero la sala del tribunal está muy oscura y no comprende gran cosa. Supone únicamente que lo condenan, pero apenas se pregunta a qué. A veces duda de ello y también sigue viviendo. Mucho tiempo después, dos señores bien vestidos y corteses van a buscarle y le invitan a que les siga. Con la mayor cortesía le llevan a un arrabal desesperado, le ponen la cabeza sobre una piedra y lo degüellan. Antes de morir, el condenado dice solamente: “Como un perro”.

El escenario está planteado por los grandes medios y hoy todos somos José K.

Únicamente generando una estrategia adecuada, desde la prensa militante se puede modificar el mismo. Hoy no hay mensajeros calificados ni mensajes adecuados. Kafka, Magnetto y los bufones, están ganado por goleada

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