Porque la vida continúa

POEMAS SIN DUEÑA

 

Perdón

Perdóname.

Si es que mi desgarro
te toca,

perdóname.

 

Autorretrato

Todo lo que podría alcanzar
y no alcanzo

todo lo que podría entender
y no entiendo

todo lo que podría ser
y no soy

 

Olores

Toda mi ropa huele a cuando estabas.
Sería al abrazarte -no lo entiendo-
o que estuviste cerca y se quedó prendido.
Si arrimo mi nariz al hombro o a la manga, te respiro.
Al ponerme la campera, en la solapa,
y en el cuello de un pulóver que no abriga.
Aroma de placer, de tu cuerpo mágico,
de recostarme en vos mientras dormías.
Por mucho que la lave, mi ropa lo conserva:
es un perfume dulce que me alivia
como vestir mi carne con tu piel.
Y está durando tanto como mí recuerdo.

Es cierto, no tengo hoy tu cuerpo

pero sigo respirándote en las prendas
que, al tiempo que me visten, te desnudan.
Pero la ropa es mía.
De tanto olerte amor, tu olor es mío.
Y cuando me desnudo, por las noches,

y me meto entre las sábanas,

estas también tienen tu olor.

Y me duermo pensando en vos por todo esto.

Y mágicamente, sueño...

Que huelo tu piel al hacerte el amor.

Y entonces despierto y solo tengo tu olor.
 

Temores

Ya a nada temo.

Aprendí después de tanto tiempo

que el amor, aunque duela,

hay que vivirlo.

 

Tenerte

Una vez te dije

que tenerte era como estar

cerca del fuego en pleno invierno

y lo amplío para que me entiendas:

Tenerte es exactamente

encontrarme a mi mismo

reflejado en tus ojos

charlar por horas de cualquier tema

saber que todo está bien aunque lo pregunte

buscando certificar lo certificado

en el brillo de tus ojos.

Tenerte no es coartarte

no es limitarte  absorberte

Tenerte es saberte libre

que vayas vuelvas a voluntad

pero que siempre retornes.

Tenerte es precisamente

que me tengas sin decirlo

que te quiera sin decirlo

aunque lo diga...

Tenerte es justamente

lo más maravilloso

que me pasó jamás

  

Amanecer  en la Playa de los Milagros

Mi mirada se vuelve turista ante tu cuerpo

como ante un paisaje especial

Me regocijo al verlo desnudo con  desnudez juvenil,

y ansío recorrerlo, como una anhelada geografía.
Me perderé en el bosque que entre tus muslos dibujo con mis manos, 

y pediré una inmensa playa donde los labios se encuentren.
Me ves sorprendido, emocionado,  pensando en habitarte.
Y vos, mientras tanto, suspiras al sentirte  poseída.

Te quedas en la luz mágica que te navega.

Y yo,  si miro tus ojos, vuelvo al jardín del duende, donde es verano el verde.
Vuelvo a mirarte y no parecés real.
Brillas, encantas, guarda tu cuerpo el hechizo no descubierto de la tierra.
Y suavemente sonríes cuando yo me voy acercando, atónito hacia vos, 

mientras el sol nos cubre con su luz, nos desdibuja,

y nos va metiendo en la calma inmensa y rubia

del amanecer de verano en la Playa de los Milagros.

 

Observa

Observa las sensaciones y percepciones que llegan del exterior.

Observa tus pensamientos y sentimientos.

Unos y otros llegan a ti como las olas

calmas o violentas que sucesivas e intermitentes

rompen en la infinita y blanda playa de tu conciencia.

Ellas van y vienen.

Aparecen y desaparecen

en un juego irregular e infinito de formas y estados cambiantes,

mientras tu conciencia, permanece eternamente invariable.

Tú eres el gran océano con las olas cambiantes, fugaces e inestables.

Tú eres quien observa las olas que van y que vienen.

En ti se forman las olas desiguales y momentáneas

mientras tú, base y fundamento de ellas, permaneces inalterable.
Tú eres ese océano y esa playa.
Tú eres la realidad invariable mientras tu cuerpo cambia,

tus pensamientos y sentimientos se suceden

Tú eres el océano y la playa donde las olas aparecen y desaparecen.

 

El tiempo no existe

Leí demasiadas veces

esa frase que dice:

"el tiempo no existe".

Y reí aquella vez.

Reí las otras veces.

Porque aquel tiempo,

ese que no existe,

es el que se encarga

de curar las heridas.

 

ATRÁS   ADELANTE