Una opinión de Cacho Teclado

LA HERRAMIENTA ES CLAVE CHE. NO SEAS DOLOBU

Seguramente habrás escuchado esa frase en medio del discurso político: La herramienta electoral. Nunca mejor usada la analogía. El voto es una herramienta que como tal, puede usarse bien o mal.

 

Te pongo como ejemplo un cincel. Este puede utilizarse para hacer una escultura que admire toda la humanidad, pero en el arrebato de un momento de ira también sirve para cometer un asesinato.

Así de absurdo y errático fue el comportamiento del electorado en algunas contiendas.

Les escuché a algunos sabiondos de esos que intentan explicarnos los comportamientos de la sociedad… ¿Cómo? … ¿Sociólogos? … ¡Sí, exacto! … Que los hay y muy buenos, capaces de embarrarse los zapatos junto al pueblo.

Uno de ellos explicaba por radio, cómo y por qué votamos como lo hacemos. Decía que hay un 30 % del padrón conformado por las clases dominantes y otros pequeños grupos con intereses particulares ligados a ellas. Es un voto duro, reaccionario, conservador. Son tenaces opositores a cualquier cosa que huela a nacional y popular. Despectivamente se encargan de tildarlo de populismo.

Del otro lado del mostrador hay otro 30 %. Son chabones ideologizados, con altísima conciencia de clase, dispuestos a ponerle el pecho a las luchas por la causa del pueblo.

Pero hay un tercer sector, que sin dudas te incluye. Conforma el 40 % restante que inclina la balanza hacia uno u otro lado. Tratar de entenderlos resulta muy interesante.

Se identifican a sí mismos como clase media y allí cobijan tantas variantes como contradicciones han tenido a través de la historia.

Fueron medio retrógrados a veces y medio revolucionarios en otras.

En sus peores momentos económicos supieron encontrar el mejor rumbo político, integrados plenamente a los sectores proletarios.

Pero desafortunadamente, cuando sus cosas fueron mejorando lo atribuyeron a sus propios méritos y no al conjunto. Se fueron diferenciando, restando presencia y contenido numérico a los procesos de liberación nacional. De ese modo los debilitaron contribuyendo a su caída.

En sus momentos menos felices votaron la continuidad del menemismo para evitar el aumento de las cuotas de la licuadora. Eligieron a Macri porque “tiene guita y no precisa afanar”. Poco les importó la falta de idoneidad del tipo para lo que asumía.

¿No es tu caso? … ¡Habría que verlo! … Pero no te alarmes, ahora viene el dulce: En aquellos lejanos tiempos de los setenta o en los más cercanos del 2001 se hicieron cargo de su lugar en la historia.

En esta coyuntura se pone en juego la opción entre dos modelos de país. CAMBIEMOS, que excluye a las clases populares en beneficio de unos pocos. Subordina a la nación a los mandatos de los centros de poder internacional, aceptando con resignación y mansedumbre el papel que nos reservan como exportadores de materia prima.

Enfrente estamos los que tratamos de consolidar lo conseguido en LOS DOCE AÑOS DE GOBIERNO NACIONAL Y POPULAR.  Cuando había un Estado presente que tenía como prioridad la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. En aquellos tiempos los sectores populares vivieron un momento de bonanza.

Porque si algo esta clarito es que te estaba yendo bien. ¿No es cierto?

Si estás dispuesto a defender el modelo que te permitió salir del fondo del mar, te reservo un lugar en nuestro barco.

Solo tené en cuenta que debés hacer buen uso de “la herramienta electoral”. No seas dolobu, porque sí te dormís, te come el neoliberalismo. Viste. A esos los banca Clarín y sus socios y  vos y a algunos los del 40 % medio independientes, les hace la zabiola.

Pero yo estoy tranquilo. Estoy seguro que el transcurrir del tiempo volverá a poner las cosas en su lugar. La única manera que los malos de la película pueden evitar la victoria de Unidad Ciudadana, es dividiendo el campo nacional y popular, no desde afuera, que es lógico, porque la derecha neoliberal, únicamente pueden ganar con esas acciones. El problema son los traidores de adentro. Y lo que es peor, los ombliguistas. Aquellos que siempre dicen yo en vez de nosotros. Y las mayorías se construyen y consolidan cuando aprendemos a pensar en plural de verdad. Cuando la palabra COMPAÑERO deja de ser eso, una palabra para indicar una pertenencia  teórica al peronismo, para transformarse en una forma de vida. Definitivamente la Patria es el otro. Pero, para los que siempre andan en el caballo de Troya, la patria es del otro. Y algunos de ellos, peronistas espantadores de elefantes, prefieren al macrismo antes que al kirchnerismo. Así les irá. Porque de una buena vez por todas hay que  identificar a los traidores para que de una buena vez por todas, dejen de romper las pelotas y se alejen de la política.

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