Décimas dolientes

LA PAYADA DEL AFANO

 

Sufre mucho el paisano

Al quedarse sin caballo

Sea zaino, ruano o bayo

Él se siente como el ano…

Más cuando viene de afano

la cosa aun empeora

siente gran bronca y llora

y se le nubla la vista

Igualito que al ciclista

El que a su bici valora…

 

Le “hicieron” la bicicleta,

De la puerta de su casa

Mentira que todo pasa

El prepara su vendeta…

La compró con la tarjeta

Y le costó uno y medio…

Lo hecho ya sin remedio

Tiene denuncia en la cana

Aunque sabe que el que afana

Nunca camina ese predio….

 

A la foto publicó

En face y fue viral

Fue una hermosa postal

Porque muy bella salió…

¡La pucha que lo tiró!

¡Como extraña el payador!

Si hasta sentía amor

Por la belleza afanada…

Ahora ya no queda nada…

Hay tristeza en derredor…

 

Lo invade el escepticismo,

No existe investigación,

Nadie se ha puesto en acción

Y pasa siempre lo mismo…

Existe un gran abismo,

entre cana y sociedad…

Va ganando la maldad,

Nunca se detiene al chorro…

Pues son amigos del “gorro”,

Trabajan en sociedad…

 

Pero todo mejoró

Porque tuvo visitantes…

Compartió muchos instantes

Porque Leandro llegó…

Con sus nietos el jugó

Después de un año de ausencia

Siempre lo hizo a conciencia

Manteniendo la distancia…

Bigote volvió a su infancia

Disfrutó de la inocencia…

 

Se Despide al payador

Con un poema querido…

Es simple y preferido

Porque recuerda un amor…

Ahora es caminador

Más en la bici andaba

Por las calles circulaba

Pedaleando con pasión…

La que siente el corazón

Donde es recuerdo anidaba.

 

Me compré una bici y recordé ...

Ayer vos y yo, en un solo beso para la vida,
en el amor que nos conoció a los quince años
y yo pedaleando para un nunca llegar tarde a tu corazón.
Fuimos nosotros los que inventamos el beso en una bicicleta,
la edad de las miradas con un cuaderno en la mano.
Fuimos nosotros, los que sin respirar, nos cansamos de viajar;
y ayer, sólo ayer, las calles dicen: Allí van, son ellos!,
pero fue tan rápido que pedazo a pedazo nos despedimos.
Vos y yo, querida, ahora quizás dónde, dónde volveríamos a rodar,
dónde volveríamos a comandar dos ruedas como a un barco,
dónde volveríamos a conquistar los mundos con un sueño.
Eso no me importa, porque en mi memoria tengo un niño despierto,
llevo a ese revoltoso quinceañero en los dedos del alma,
tengo aún, esos años metidos muy adentro,  con los recuerdos.
Entonces, será a las siete, te pasaré a buscar como cochero,
subirás en mi caballo veloz con rayos de aluminio,
dispuesta a saltar a la gloria al besar cada Avenida o Paseo,
recostándote en cada parada para retomar las fuerzas.
Entonces, será a las siete, cuando llegue a tu casa,
salgas a recibirme como ansiosa de la nueva carrera.
Entonces, son las siete y recuerdo tu mano en la mía,
riendo del pedaleo en mañana y tarde,
cuando nos amamos en una bicicleta sobre la vida,
cuando se me vienen los quince felices años,
ahora que son más, con bicicleta pero sin sueños.

 
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