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Opinión Nota publicada en septiembre de 2002 en Los Girasoles. Sirve para demostrar que estamos parados siempre en el mismo lugar y buscamos como siempre, la consolidación del movimiento nacional y popular.
Resulta fácil recalar en posturas populistas. Es simpático además.
Pero no es este el tiempo de las farsas. Las actividades programadas
por diferentes instituciones que con el lema de luchar por la paz o
contra la inseguridad, organizó una sonora protesta por el lapso de
tres minutos, no dejan de ser una postal colorida. Al verdadero
poder, esto le resbala absolutamente. Al poder, se lo combate desde
el poder. No hay otra manera. Y en los partidos políticos gerentes
del orden económico internacional, el poder está en los comités,
consejos de partido o como se llame la conducción grupal. Por lo
tanto, si se quiere se vaya esta clase política, la única manera de
hacerlo es desde dentro de ella. Afiliándose a los partidos y
echándolos verdaderamente, luego de producir un profundo debate
ideológico, con los nuevos agentes que deberán, necesariamente,
sumarse a la discusión. La única estrategia posible es sumarse, y
sumar a muchos. Ensanchar la base de discusión. Los viejos
dinosaurios de la política (no es esta una definición generacional
, si no conceptual ), se sostienen por que han evitado la
participación masiva de afiliados, impidiendo o reduciendo la
participación a una mínima expresión. Solo amigos, socios o
cómplices forman parte de los encuentros. Y la conducción política
de los partidos es una herramienta poderosísima. No hay que dejarla
en mano de los ineficientes, inescrupulosos, genuflexos, gerentes
del sistema. Desde las conducciones partidarias debe comenzar a
gestarse un cambio verdadero. La exigencia facilita de que se vayan
todos no vale más. Fue un eslógan que ahora no tiene sentido. Hay
que echar a los que deben ser echados y tomar su lugar. De otra
manera, volverán.... Siempre vuelven. |
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