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La mala prensa, la mala justicia, la mala leche TE JODEN, DE CUALQUIER MANERA
Es útil, cada día más, distinguir entre subinformación y desinformación. Subinformación es una información totalmente insuficiente que empobrece demasiado la noticia que da, o bien el hecho de no informar, la pura y simple eliminación de nueve de cada diez noticias existentes. Por tanto, subinformación significa reducir en exceso. En cambio, desinformación, es una distorsión de la información: dar noticias falseadas que inducen a engaño al que las escucha o lee. Nótese que no he dicho que la manipulación que distorsiona una noticia sea deliberada; con frecuencia refleja una deformación profesional, lo cual la hace menos culpable, pero también más peligrosa. A fuerza de subinformar, y a la vez de destacar y exagerar noticias determinadas, se termina por perder de vista el todo y casi ya no interesarnos por él. A pesar de la gran influencia y hasta el cuidado que se tiene por parte de las empresas periodísticas por el manejo de la información, el transcurso de los años, y una simple leída de los diarios o un zapping televisivo permite deducir que información no siempre es conocimiento. No es saber en el significado puro del término. Por sí misma, la información no lleva a comprender las cosas: se puede estar informadísimo de muchas cuestiones, y a pesar de ello no comprenderlas. Es correcto, pues, decir que la información da solamente nociones. Lo cual no es negativo. Pero si el saber nocional no es de despreciar, tampoco se debe sobrevalorarlo. Acumular nociones no significa entenderlas. La labor periodística, exige una gran dosis de audacia y de valor cívico, porque no siempre resulta fácil decir la verdad. Como ciudadanos debemos estar siempre alertas, en la línea de batalla, como verdaderos soldados de la República, preparados para su defensa, especialmente frente a los avances de la arbitrariedad y el despotismo, provengan de donde provengan Y los ciudadanos, entre los que a pesar de algunas opiniones en contrario, nos encontramos los periodistas, debemos protegernos también de otra desviación de ejercicio de la profesión. A esta, con mayor precisión, la llamaremos la “mala leche “. Y pucha que en nuestra zona hay varios cultores de ese género. La mentira es su arma. Los habría, sería, haría, una de sus técnicas. La ineptitud de los directores de los medios su aliada. Una verdadera cagada, dicho esto con el mayor respeto y sin que la palabra sea sacada del contexto de tan medular nota. Y vayamos ahora a buscar auxilio den la Justicia y sus escribas autorizados, para entender que puede hacer un Juez por nosotros. Eduardo Couture en su tercera conferencia en la Universidad de París, (Introducción al estudio del proceso civil, Depalma, Bs. As., 1949, págs. 69 a 77) expresa: "¿Podremos decir que el juez es solamente la voz que "pronuncia las palabras de la ley"? ¿Podremos decir que es un ser inanimado? "Me parece que no. En todo caso, esa concepción representa un exceso de lógica formal, a expensas de la lógica viva. El juez no puede ser un signo matemático, porque es un hombre; el juez puede ser la boca que pronuncia las palabras de la ley, porque la ley no tiene posibilidad material de pronunciar todas las palabras del derecho; la ley procede sobre la base de ciertas simplificaciones esquemáticas y la vida presenta diariamente problemas que no han podido entrar en la imaginación del legislador "Cuando la ley cae en el silencio podríamos decir, siguiendo la metáfora del poeta, que ese silencio está poblado de voces _ Pero cuando el juez dicta la sentencia, no sólo es un intérprete de las palabras de la ley, sino también de sus voces misteriosas y ocultas". "La sentencia no es un pedazo de lógica, ni es tampoco una pura norma. La sentencia es una obra humana, una creación de la inteligencia y la voluntad, es decir una criatura del espíritu del hombre "El juez es una partícula de sustancia humana que vive y se mueve dentro del derecho, y si esa partícula humana tiene dignidad y jerarquía espiritual. Pero si el juez como hombre, cede ante sus debilidades, el derecho cederá en su última y definitiva revelación". "De la dignidad del juez dependerá la dignidad del derecho. El derecho valdrá en un país y en momento histórico determinado, lo que valgan los jueces como hombres. El día que los jueces tienen miedo, ningún ciudadano puede dormir tranquilo". "El día en que sea posible decidir los casos judiciales _ mediante un ojo eléctrico que registre físicamente el triunfo o la derrota, la concepción constitutiva del proceso carecerá de sentido y la sentencia será una pura declaración, como quería Mostesquieu. Pero, mientras no pueda lograrse esa máquina de hacer sentencias, el sentido profundo y entrañable del derecho, no puede ser desatendido ni desobedecido y las sentencias valdrán lo que valgan los hombres que la dicten" ¿Qué tal? Finalmente todo tiene que ver con todo. Cuando buscaba este material, era para intentar descifrar que dirán en Dolores respecto a algunas causas judiciales que los escribas de la oposición y sus lenguaraces hacían aparecer como apocalípticas. Y sobre las que se abrirán, ahora que los grandes defensores de la “pureza política y de la tradición, familia y propiedad estarán del lado de los acusados. Esperemos que los Magistrados encuentren las respuestas adecuadas. Y que de esta manera los que se mostraban como impolutos se muestren públicamente como lo que realmente son. Y me dije: Si... Finalmente, como decía mi viejo profesor de Introducción al Derecho, Lógica y Oratoria, Alberto Vicente Fernández (Universidad de Morón, 1974) “El Juez tiene una función creativa que jamás debe abandonar” Que así sea y se haga Justicia. |
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