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Estamos haciendo literatura 2.0 y con las redes sociales CUENTITOS PARA EL TWITTER Historias en 140 caracteres… Antes una breve pero más larga…
Eternidad Sí, resultó muy simple: la sensación de sueño,
atravesar la bruma, los vuelos con alas de mariposa entre la
densidad azul de bosque y el ritmo de la sofisticación.
Simbiótico Cada vez que la guillotina corta alguna cabeza, el verdugo melancólico cambia radicalmente de peinado.
Nombre Le pusieron "El burdel de la Inmaculada Concepción". Todas habían nacido sin mancha de Pecado Original. Se hicieron putas después.
Desaparecidos Finalmente, cinceló: “No hay epitafio posible para sus tumbas vacías”.
Terraza Se tumbó boca arriba en la hierba, olfateando ráfagas de suavizante de ropa.
Colaterales La acupuntura practicada en mariposas suele tener efectos secundarios.
Dislexia ¿Seguro que era 96? -preguntó desnuda, frustrada, de espaldas.
Cronológico Ya cuesta abajo, me enamoro todos los días. Es en vano. ¿Qué hago con tan poco tiempo y tantas ganas?
Autobiográfico Escribió como últimas líneas es su autobiografía: “Tras una vida miserable, nuestro ilustre personaje murió de un balazo en la sien”.
Creer Reconforta pensar que tras la monótona muerte aún nos quedará un pasado, más o menos esplendoroso, por delante.
Discriminación La captura de Cristo demuestra lo homófobos que eran los romanos: lo aprehendieron sólo porque Judas lo besó.
Género Fue difícil lograr que su mujer se olvidara del amante. Fue juego de niños enamorarlo a él.
Lágrimas Nunca vi tus ojos tan hermosos y brillantes. Será por las lágrimas que riegas sobre mi rostro. Si he de morir, que sea ahogado en tu llanto.
CORTITOS Y AL PIE Los de siempre, pero otros…
Fin En la tierra el tiempo cambia; los días y noches se alargan y la rotación de los planetas va deteniéndose. Por la mañana un destello de colores ilumina el cielo que parpadea intermitente como si se tratara de un enorme holograma hasta que el Universo desaparece por completo. La máquina perfecta finalmente ha parado.
Ególatra ¡Inclínate ante mí! —gritaba Yahvé al
impertérrito Lucifer— ¡¡Humíllate!!
Histórico El caracol no sólo dejaba escuchar el sonido de las olas rompiendo en los acantilados: también se oía el graznido de las gaviotas, el viento azotando las velas, los gritos de los náufragos y el cántico de los esclavos liberados.
Mentiroso Bebiendo, miraba a través del vaso de whisky, el cenicero repleto de filtros aplastados, mientras se juraba a si mismo no volver a enamorarse. Su conciencia, irónica, contaba con los dedos las veces que él había prometido dejar de fumar.
Éxito Cuando estaba a punto de poner el punto y final
a su novela intimista, una inoportuna ráfaga de viento se llevo
todas las letras por el aire. Las recogió una a una, las pegó al
azar sobre las páginas del libro y terminó la obra.
Limpieza Construyó un fabuloso barquito de papel para
reencontrarse con su amor en un puerto muy lejano. Construyó también
un mar para poder navegar, mar de papel con olas de papel, islas de
papel, peces de papel ¡Hasta sirenas de papel tenía aquel mar! Y
zarpó, viento en popa, a toda vela (viento de papel, popa de papel),
rumbo a su amada, que lo esperaría en un puerto de papel, llorando
acartonadas lágrimas por su ausencia.
Creativo "No, no tienes que marcharte, no te me
desesperes. Te amo y no puedo vivir sin vos... —Puso sus brazos
alrededor de mi cuello y ahogó mis reclamos a fuerza de besos
mientras sus lágrimas empapaban mi camisa— Vas a ver..., juntos
vamos a salir de esta."
Carpintero En aquel país gobernado por un rey caprichoso y malvado vivía un carpintero capaz de crear con pino, junco o ébano maravillas nunca antes vistas. Así, en cierta ocasión en que el soberano sintió celos de la claridad del día, le ordenó al artesano una gran obra que impidiera la entrada del sol a su reino, pieza con la que el monarca fuera recordado eternamente. El carpintero, entonces, cortó madera, pegó clavos, junto tablas, pulió y adornó ensambles y en pocas horas terminó un féretro real.
Finitud La descubrí en el rincón polvoriento de una librería, en las hojas de un libro que hablaba de ella, en un párrafo pequeñísimo e inmóvil entre el resto de las letras, los espacios y los puntos y apartes, en un vaho suspendido de la imaginación, en la primera gota de sangre que se desprendió de mi nariz hasta tocar la página amarilla. Me enamoré, sí, con la magia de un escalofrío, con la complicidad de aquella penumbra. Caí, con el miedo de quien es valiente, con la mano sujeta al metal, al anaquel; caí, con los textos lloviendo letras sobre el inerte cuerpo de mi ser; caí, con la maravilla que nos produce un violento amor.
Rusa El poker ya nos había aburrido y nos entregamos
al alcohol.
Grupo Inquieto con ciertas dudas existenciales, el
psiquiatra decidió acudir a otro colega con el que discutir sus
traumas. Tras una reunión de quince horas, llegaron a la conclusión
de que tan sólo con la ayuda de un tercer psiquiatra podrían
liberarse del caos en el que se habían visto inmersos mutuamente.
Cinco días con sus cinco noches duró aquella reunión entre los tres
doctores, y las caras de desolación a la salida del gabinete
resultaron de todo punto expresivas.
Realidad Entre risas y lavandas, entre viñas y olivos
caminas conmigo. Tierras, añiles, escalinatas, un pueblo, mariposas
de alas cristalinas en un trozo de papel partícipes silenciosas de
nuestro amor.
Pompas de jabón Suspendidas sobre un soplo de aire quieto, brillaron con infinitos matices en la magia de su transparencia. Llegó puntual el tiempo y desaparecieron desvanecidas. Cronos las vistió de seda y se las llevó en una ráfaga de viento.
Duendes Era una botella azul, que con los fulgores del sol cambiaba de color. La olisqueó cauteloso y un aroma marino escurrió por la nariz. Con la zarpa la frotó; no sucedió nada; lo hizo una vez más y percibió un deseo escondido cuando tenía tres meses de edad. Decidió asomarse, llevando el ojo a la boca del recipiente. Vio su nacimiento, la construcción y destrucción de sus seis vidas; angustiado quiso desviar la mirada, mas, un tranquilizador coro lo relajó hasta el sueño. Cuando despertó era un capullo y sobre él las arañas cantaban y tejían
Glamour Sacó un lunarcito de la bolsa de los lunares, lo introdujo en el tambor de la pistola, cerró el arma y disparó. Aquel lunar quedó incrustado, quieto como un trocito de beso oscuro, en mitad de la sien. Divinamente muerta, se dirigió a la fiesta. Aquella noche olía a luna negra y la orquesta interpretaba, con cierta desgana, el “Just a gigoló”. Dicen que fue la reina de la noche. Al día siguiente, en el camposanto se mezclaban el jazmín, la orquídea, ese aroma húmedo y cerrado de cementerio y Chanel. También es posible, dicen, morir de glamour.
Papelón A veces frente al espejo del baño me creo un gran estadista de modo que hago aparatosos y graves ademanes y pronuncio palabras juiciosas en frases como esculpidas en estatuas. Sólo el atronar de los aplausos en forma de lluvia de la ducha, me despierta. Otras, me asumo como un sanguinario dictador y vocifero conceptos como "honor", "patria", "cáncer social" y "enemigo interno". Justo cuando llamo a las tropas a reprimir a los manifestantes, el vapor esconde mis facciones iracundas en el espejo o, peor, se me cae la toalla y entonces...
Conciencias A mitad del diluvio, Noé, gritó en sueños: -¡¿Y éste animal qué hace aquí?! Culpa de este exabrupto fue que desaparecieron varias especies, pues no pocos animales, sintiéndose aludidos, lanzáronse por la borda. Lo mismo un primo segundo de Noé que había entrado de polizonte el que saltó a las aguas y cuyo nombre no ha pasado a la historia porque el chorlito fue el único testigo
Boludo Al fin lograba entrever el final del laberinto, y marchando con paso triunfante fue presuroso a su encuentro. Pero en cierto punto se dio cuenta que el camino torcía hacia un lado, con rumbo incierto. Y al creerse incapaz de soportar la incertidumbre una vez más, se quedó allí, inmóvil y temeroso, con los ojos trémulos clavados sobre el portal bellamente decorado de la salida.
Modernidad Don Quijote alzó su mirada al cielo ante el pavoroso estruendo que aquel avión producía al romper la barrera del sonido. Con lanza en mano, el valiente hidalgo vociferó a su escudero Sancho Panza: -Bien parece, fiel amigo, que los tiempos han cambiado y ahora los malvados gigantes nos retan en desigual batalla desde las alturas... Animando a Rocinante y encomendándose a su amada Dulcinea, sin perder tiempo Don Quijote siguió a todo paso los rastros de la aeronave. Entretanto, Sancho Panza, sacudiendo la cabeza recogió su escudo con infinita paciencia, siguiendo al caballero, pero plenamente confiado en que esta vez su amo, de ninguna manera, lograría la embestida
Etapa La nave dibujó una parábola antes de comenzar a descender lentamente y aterrizó, entre risas y algún grito, sobre la cabeza de don Ramiro, el profesor de latín, que dormitaba por la Segunda Guerra Púnica de Aníbal y las Geórgicas de Virgilio. Maldije el rubor delator que subió a mis mejillas cuando me tomó de las orejas y me obligó a planear como un avión por la clase. La miré a ella, y allí concluyó mi infancia.
Memoria Cada vez que se cortaba el pelo perdía un poco de memoria. Ella no lo sabía y tampoco los que la rodeaban, así que, en más de una ocasión, la tomaron por desatenta y dejaron de dirigirle la palabra. Por supuesto, ella lo sentía y no se explicaba por qué la gente terminaba por alejarse. Entonces se miraba al espejo. Reparaba en el hilito que sobraba del suéter; reconocía sus hombros caídos y probaba a darles aliento: suspiraba profundamente. Observaba que el pelo le había crecido y que un mechoncillo rebelde se obstinaba en enfrentarla con la vida. Resolvía un nuevo corte. Y cada vez, el rechazo y el cabello rebelde hacían lo suyo. Un día, decidió cortar por lo sano. El mundo prometió paraísos trémulos e inexplorados, palpitantes como su cabeza rapada.
Webeando Señorita... Usted quizá no me conozca, pero debe saber que la amo. — ¿Y? |
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