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Cuando hay mala leche y no se ocupan espacios CRECE EL RUMOR
Acercamiento a la definición Allport y Postman desarrollaron una teoría que intenta explicar el por qué y el cómo de la génesis y la circulación de los rumores, una de los fenómenos sociales menos racionales que existen. Para que una determinada información se convierta en un rumor, destacan su importancia y su ambigüedad como características básicas, y explican el papel de las motivaciones y la proyección en la propalación de los mismos. También, describen los procesos de nivelación, acentuación y asimilación de la información que se transmite bajo la forma de rumor. Todos alguna vez nos hemos topado con algún rumor. Corren en el barrio, en la ciudad, en los países, en el mundo, en la guerra y en la paz. No reconocen fronteras y son, como la música o la mirada, una suerte de idioma universal en cuya base podríamos encontrar ruidos, según la teoría de la información, lapsus según el psicoanálisis, o hipótesis personales según el New Look.
Acá estamos En los últimos tiempos, la tarea periodística se ha ido transformando, al menos, en la región. No hay información concreta. Se desinforma o se sub informa. Con ambos procesos periodísticos perversos se potencia la teoría del rumor. Se lanzan operativos de prensa, tendenciosos, claro, e instalan un rumor, profesionalmente entre sus poquísimos lectores. Pero claro, los lenguaraces útiles, comienzan la propagación y se pone en marcha el mecanismo aceitado para intentar transformar una mentira en un aserto. Claro, la información inventada es lo suficientemente importante y ambigua como para cumplir otra de las premisas necesarias para que el rumor se propague. “La deformación emocional subjetiva en la percepción e interpretación del medio ambiente puede ocurrir sólo en relación directa a los efectos combinados de importancia y ambigüedad”. En general, los rumores son ociosos, pero existen también los que no lo son. Estos últimos son intencionales, apuntan a un fin determinado y sirven a importancia objetivos emocionales. La exacta naturaleza de estos fines no sabrían explicarla ni el emisor ni el receptor. Ellos sólo saben que el rumor les resulta interesante. Les produce una incertidumbre intelectual y una ansiedad personal. Se sabe que la circulación de rumores es siempre un problema social y psicológico de gran magnitud, lo es en especial en momentos críticos. Cuando se quiera lograr tensión en el ambiente social, se deberá utilizar la difusión de noticias falsas. El término rumor evoca en el público un fenómeno misterioso. Un análisis profundo dentro de la sociedad nos dice que el rumor vuela, corre y se difunde hasta esparcirse en todos los ámbitos. El efecto que tiene sobre los hombres se parece al de la hipnosis: seduce y altera a la vez. Hoy en día nos damos cuenta, con una simple observación, que la gente cree cada vez menos lo que se le dice. No confía definitivamente en la información que recibe por parte de los medios de comunicación, y mucho menos la que le es proporcionan por el resto de las instituciones. En nuestro país, la prensa (medios gráficos) han tomado como metodología de expresión la no noticia, no información si no la mentira solapada o fundamentalmente el rumor. Y hasta en “sesudas investigaciones”, el rumor o el potencial es su único fundamente. Por lo tanto, el medio, no siempre logra convencer al receptor; y si lo hacen, es por que con la utilización de la información no verídica, o considerada "falsa" llegan a aquellos que piensan como él y que finalmente quieren escuchar o leer lo que el medio asevera. Esto lo podemos constatar con cada uno de los casos de informes periodísticos que luego deben ser desmentidos a causa de falsos datos o información errónea o lo que es peor, conscientes de su falsedad, los medios no lo aclaran. Existen varias causas por las que un rumor irrumpe en la prensa y reemplaza a la noticia. La falta de temas o hechos noticiosos que tengan importancia e interés para el público, la negligencia al recolectar información y luego publicar datos erróneos o escasos, la ambigüedad en la información de una noticia, la inmediatez y la necesidad de primicias para poder competir, la no confirmación de los datos, la falta de fidelidad en la relación con las fuentes, la intencionalidad al ocultar información que no se quiere dar a conocer, el deseo de transmitir y dar a conocer una idea propia del comunicador disfrazada de creencia popular, el desconocimiento de la causa o hecho sucedido y fundamentalmente, la muy mala leche de los “desinformadores públicos”, son los motivos que traen aparejados la presencia de rumores en las noticias. De todas maneras, la causa principal para que el rumor realmente se produzca es que el evento en cuestión esté caracterizado por la ambigüedad. Puesto que la gente no reconoce el rumor al enfrentarse con él, y como rara vez se El rumor es algo así como un virus, que se propaga en forma silenciosa e invisible, y cuando finalmente se lo descubre ya es tarde. La opinión pública se ve afectada por los rumores aunque no crea en ellos. Muchas veces, ante el proceso de falta de información concreta oficial, de la insensata negación a manejar la agenda, de deja el espacio para que el rumor, la mentira, gane espacio. Y hasta sea tapa de medios gráficos o el editorial de alguna radio minusválida. El rumor –entendido como un virus de producción social- se inserta así en la prensa para poder propagarse y llegar así a formar parte de las noticias, y en otros casos de reemplazarlas directamente con el único objetivo de modificar así el centro de atención de la opinión pública. En términos generales, la prensa no trata de ganarle credibilidad al rumor; es a la inversa, el rumor busca ganarle espacio a las noticias para propagar la desinformación. Y desde el Gobierno, se hace bastante para facilitarles las cosas a los insidiosos.
O sea Es muy difícil para el lector desprevenido no caer en estas trampas. El único método que podemos aconsejar es el de la “duda permanente”. El aire está enrarecido. Los medios, se han transformado en kioscos. O en supermercados, como el más importante de Villa gesell, que además, tiene una radio... Algunos periodistas al estilo de los futbolistas, cambian de camiseta hasta dos veces en un año. Y son piezas movibles de tortuosas operaciones de prensa. Claro, al final del proceso serán descartados, pero mientras tanto, son útiles. En fin, lo que sucede es que a veces, nosotros mismos nos “rumoreamos” y nos autoconvencemos, y vamos a parar a la m.... Si justo ahí...
El rumor individual Tal vez nuestros lectores escucharon alguna vez el chiste del hombre que viaja por la ruta con su auto y se le pincha una goma. Al percatarse de que no tiene un gato para levantar el coche, emprende una caminata por el campo con la esperanza de encontrar alguien que pueda prestárselo. Como a varios kilómetros ve una casa, y piensa por lo bajo: "Tengo tanta mala suerte que estos no me van a prestar nada". Luego de caminar un trecho, vuelve a pensar: "Esta gente seguro que no me prestarán el gato". Más adelante, medita algo más exaltado: "¡Malditos! ¿Por qué no me prestan el gato?". Luego, cuando está a una cuadra de la casa, empieza a lanzar imprecaciones contra los que 'seguramente' no le prestarán ayuda. Finalmente, cuando golpea la puerta y aparece un hombre, le grita: "¡Ma sí... Metete el gato en el culo!
Un ejemplo de la mala leche periodística con otro cuentito Estaban dos niños jugando
fútbol en una plaza de Avellaneda. De repente, a uno de los chicos
lo ataca un feroz perro Rottweiler. Pensando rápido el otro niño
arranca una tabla de una cerca y le da un golpe en el cuello al
perro y se lo rompe.
Y POR SOBRE TODAS LAS COSAS, A MIS COLEGAS… ¡FELIZ DÍA!
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