DESPUÉS DE LAS VACACIONES
(Una payada debida)

 
El payador se mandó
unas grosas vacaciones
casi le quedan muñones
de tanto que se rascó.
El pueblo donde nació
eligió como destino,
mucho asado y mucho vino
disfrutó en la semana
Y por cierto que en la cama,
la pasó más que divino.
 
No quiero que piense mal,
cuando digo en la cama
no se vaya por la rama
ni entre en el lodazal.
No hice un abdominal
simplemente, descansé
A las bebas respeté,
son hijas de mis amigos...
Claro, se hincharon los higos
pero piola me aguanté.  
 
A perdices asusté
cuando salí a casar
por más que quise apuntar
todos los tiros erré.
Más luego me desquité
cuando de pesca salí,
buena estrategia urdí
y con paciencia y señuelo,
dejé tapizado el suelo
por peces que recogí.
 
Los dientudos separé
por que son muy espinudos
a los bagres bigotudos
en la canasta guardé.
Diez pejerreyes saqué
de tamaño regular...
A todos hice limpiar
para llevarlos a casa,
y después con buena brasa
los pondría a cocinar.
 
Hice antes otra parada
en la casa de Carrillo
que me prestaba un potrillo
para andar de galopeada.
Era una tarde soleada
y el viejo estaba en la quinta...
La casa estaba distinta
y el potrillo, era viejo...
Y pensar que de pendejo
era un pingo con gran pinta
 
Pero ahora, era roñoso
y lleno de garrapatas
mostraba sus cuatro patas
y su aliento era horroroso.
Nada de aquel belicoso
caballo que yo montaba
este aburrido pastaba
aunque ya sin dentadura
le faltaban una herradura
y por supuesto rengueaba.
 
“La verdá, que te esperaba”
me dijo mi viejo amigo...
“Y ya que está te lo digo
era algo que yo ansiaba.
Recuerdo como jugaba
con este hermosos caballo.
Lo digo, no me lo callo,
por vos lo estuve cuidando
Y te lo estoy regalando
por eso feliz me hallo”.

Hice tripa corazón,
agradeciendo el regalo
no iba a pasar por malo
y matar a su emoción...
Por adentro un puteadón
me mandé, y sonriendo
Le dije... ya me estoy yendo
la verdad emocionado...
Más como no traje recado
mañana vengo y lo llevo...
Era un caballo longevo
y para colmo, abichado.
 
Sabiendo que no lo haría
hice huella mi camino,
mientras el viejo, ladino
me miraba y sonreía.
Pensaba que volvería
a llevarme al bichoco...
Me habrá tomado por loco
o quizás por pelotudo...
Pero jamás al clinudo
lo tocaría ni un poco.
 
Así al pueblo llegué
muy contento y sin caballo
En el campo quedó el bayo
el que de joven monté.
A mi vieja le mostré
el fruto de mí salida...
Puso la jeta fruncida
y me dijo así de una:
“Antes prefiero la hambruna
que cocinar esos bichos...
No me importan tus caprichos
volvelos a la laguna...”
 
“Los bagres son para el gato”
-le dije para aclarar...-
Después voy a cocinar
el resto, te paso el dato...”
Y como buen literato
busque un libro de recetas
“De tiburones aletas”
hubo una y me gustó...
Más la ilusión se borró
Yo tenía borriquetas...
 
Al fin otra me atrapó
“De pejerreyes rellenos”
En la foto estaban buenos
también eso me gustó.
La vieja me consultó
por todos los ingredientes...
Le dije: Poné los dientes
que yo me ocupo de todo
Ya encontraré el modo
de servirlos, bien calientes.
 
Un poco de pan rallado
dos huevos y “mantequilla”
decía la galleguilla
que el platillo había creado.
El perejil bien picado
lo mismo que el diente de ajo...
El laurel, que ya lo bajo,
de la plantita del fondo...
Y mojo en un plato hondo
el pan lactal con el cuajo.
 
Le saco al noble pescado
las espinas y el dorsal
los espolvoreo con sal
y lo dejo preparado...
Además condimentado
con pimienta y pimentón...
Ya es justa la ocasión
para freír la cebolla
mientras preparo la olla
donde se hará la cocción.
 
Mezclo el pan remojado
con todo los ingredientes
y así, medio en caliente
relleno cada pescado.
Lo dejo muy bien atado
para que no pierda nada...
Le pego una harinada
mientras caliento el aceite...
E imagino el deleite
de la familia, sentada.
 
La verdad que fue un golazo
la receta de la Narda
dicen que nada se guarda
recordando me solazo...
La vieja me dio un abrazo
pero frunciendo la jeta
me dijo “¡A la pileta!
también deberás lavar...
Yo me voy a descansar,
¡Excelente la receta!”
 
El cantor de arremangó
tomó jabón con la mano,
después llamó a su hermano
y el flaco lo ayudó.
Prolijamente guardó
los platos y tenedores
resaltaban los fulgores
de ollas, vasos, cuchillos
encandilan los briíllos,
fue sirviente con honores.
 
Mil cosas hizo el cantor
que otro día contará
Así su historia armará
y será plena de amor.
Está buscando editor
de tan tremenda epopeya
Un culto a la vida bella
y al placer sin igual.
Muy lejos del lodazal
y muy cercano a una estrella.
 
 
Fuera de programa
SIN BRONCA
 
Deja que sueñe y que sueñe
que tú sigues a mi lado,
que lo nuestro ha continuado,
para que el sueño se adueñe.
Que todo mi ser se empeñe
en amarte con ardor,
con el profundo candor
del que la ilusión cultiva,
y lleva en su alma cautiva
el recuerdo de un amor
 
Un amor que fue mi cielo
y también fue maldición.
Pues fue una dulce aflicción
mezcla de amor y de celo.
Y aún persiste aquel desvelo
en mi corazón sombrío;
donde tu amor, que fue mío,
echó el cerrojo con llave
y alzó vuelo como el ave
que se perdió en el vacío.

¡Y qué solo me quedé!
Solo y triste en desamparo.
Sin tu amor que fue mi faro
de oscuridad sólo sé.
Feliz del ayer que fue
lo contrario de este hastío;
de este terrible vacío
por la ausencia de mi amada;
esfumándose en la nada,
como se pierde el rocío.

Cuando en sueños tu figura
a consolarme se asoma.
Mi pecho su pena doma.
Y aunque mi herida no cura;
un perfume que perdura
sosiega mi gran dolor.
El aroma de tu amor,
profundo mi pecho aspira
y el fragante olor respira
del pétalo de una flor.
 
El rumbo a seguir ignora
el alma cuando hay tristeza,
y un aguijón, que no cesa,
segundo, minuto y hora;
dolor punzante que mora
que desgasta y hace mella;
de angustia la suerte sella
y nos llena de dolor.
Por veredas del amor
caminante son tus huellas.

El tiempo, siempre al acecho,
tras cada esquina escondido
con el puñal del olvido
buscando el amante pecho.
Triste fortuna del hecho
que nos quebranta la paz,
dejando el amor atrás;
roto, dolido y muriendo.
En sombras tan sólo viendo
el camino y nada más.

Con fugaces ilusiones
nuestro corazón se engaña.
El alma estremece y daña
sus más caras pretensiones.
Espejismos las pasiones;
marca son de nuestro sino.
Vagar el fatal destino
de quien amó con locura
y hoy exclama en amargura
caminante no hay camino.
 
No hay caminos sin abrojos,
sin penas ni sacrificio.
Porque el amar es oficio
que anega siempre los ojos.
Y si míseros despojos
del alma suelen quedar,
de tanto sentir y amar,
de tanto llorar por ella,
atrás no busque la huella...
Se hace camino al andar.
 
Nada es eterno, lo sé.
Y es triste que todo acabe
cual naufragio de la nave
de la ilusión, que se fue.
Aún me pregunto por qué
llevo este amargo sabor;
si hace tiempo que tu amor
se alejó de mi camino.
Si así lo quiso el destino
¿por qué sigue mi dolor?

Sigo, sigo recordando
los tiempos que ya se fueron.
Los mismos que estremecieron
mi ser que vive penando;
con la esperanza, aguardando
que llegue pronto el olvido;
a borrar tu amor mentido,
a olvidar la triste historia
y arrancar de mi memoria
lo mucho que te he querido.

Y es que es tan honda la pena
de mi corazón herido
que únicamente el olvido
aliviará esta condena.
Fue tu amor una cadena
de livianos eslabones
cuyas tiernas emociones
apresaron mis sentidos
que claudicaron rendidos
a tus dulces pretensiones.

Ya ves, no hay agrios rencores;
sólo un corazón dolido
en espera que el olvido
mitigue sus sinsabores.
No abrigues vanos temores
que el recuerdo del ayer
tu alma pueda ensombrecer.
No estorbaré tu camino.
Buscá tu mejor destino;
yo buscaré otro querer.
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