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Opinión Los cambios en el Gabinete y la paradoja opositora JÓVENES PARA CRECER… “VIEJOS” PARA SOSTENER La democracia no es sólo un sistema político ético al que debemos aspirar para tener una sociedad civilizada que pueda considerarse como tal. No es sólo un sistema de convivencia basado en la libertad y el respeto. Su escasez o mala calidad influye directamente en las condiciones de vida concretas de los ciudadanos. En general, podemos decir que el sistema político de un país influye notablemente en las condiciones materiales de existencia de sus habitantes. Esto es algo que nunca hay que perder de vista. Los que estamos seguros de la importancia de la democracia, debemos considerar que una parte de la ciudadanía no lo está, o no lo está suficientemente porque considera que las ideas de quienes aspiramos a más y mejor democracia, no son más que ideales utópicos, poco realistas y secundarios.
Esto es lógico que sea así. Las élites que dominan la sociedad, a través de los medios de comunicación más importantes, bien que se encargan que esto sea así. Se encargan de hacerle ver a la ciudadanía que la democracia es algo que se tiene o no se tiene. Que en Argentina ya se tiene, que ya se ha llegado a su tope, y por tanto de lo que se trata es de elegir al gobierno adecuado para combatir los problemas de nuestra sociedad o en todo caso hacer alguna reforma puntual para perfeccionar el sistema (¡como si éste no estuviera aún muy lejos de la perfección!). Se encargan de evitar el análisis profundo de las causas de los grandes problemas. Se encargan de desconectar los efectos de las causas de raíz. Se encargan de fomentar el derrotismo, la apatía. Se encargan, en suma, de evitar cambios profundos en la sociedad para que en esencia todo siga igual. En Villa Gesell se da una circunstancia similar. Desde la oposición externa y desde la interna, se trata de minimizar los logros del la actual administración de Gustavo Barrera. Los unos pretender hacer creer que Barrera es la continuidad de Rodríguez Erneta, mientras que los seguidores del ex Intendente hablan de cambio de rumbo y mascullan la palabra traición. Ni lo uno ni lo otro… La paradoja de la siempre paradójica oposición es que cuando se da un giro importante en la manera de hacer política, integrando a jóvenes en el Gabinete, salen muy severos a declarar que es bueno que se los designe pero que “les falta experiencia”… La pregunta es ¿Son o se hacen? Sí quieren cambios, allí están… Los jóvenes haciendo experiencia y la comunidad bancando el proceso. El Intendente designó al Escribano, Roberto Taboada (H), como nuevo Secretario de Gobierno, al M.M.O, Nicolás Valdez como, Subsecretario de Coordinación y al Dr. Juan Ignacio Todorovich como Director de Comercio y se hizo la presentación del Subdirector del Área de Playa, Dr. Juan Manuel Martínez designado con antelación. Claro que Barrera no ha emprendido una particular “Guerra del cerdo”. No va a tirar a los viejos por la ventana. Le da su impronta a la gestión, fundamentalmente, rodeándose de quienes puede confiar, con una exigencia que no admite negociaciones: Deben tener a la ética como bandera… Lo cierto es que desde la oposición, han decidido ir contra los jóvenes en la política. Lo hace Martínez Salas en el orden local con sus declaraciones y muchos dirigentes de la UCR y otros partidos en la Nación. Los jóvenes no sirven y si son de La Cámpora mucho menos. Estos deben ser denostados permanentemente.
Hagamos literatura En 1968 Adolfo Bioy Casares escribió una novela de ciencia ficción que llamó “La guerra del cerdo” dónde en buena parte de su trama describe a bandas de jóvenes que se dedican a perseguir y matar ancianos. Precisamente la crueldad de las situaciones descriptas puso a la novela en la categoría de ciencia ficción, es decir escenarios que muy poco probablemente se puedan tornar realidad excepto en mentes brillantes como la de Bioy Casares. Está Isidro Vidal, un hombre que se encuentra en la frontera entre la madurez y la vejez, y que vive en un incómodo apartamento del lumpen bonaerense, contempla asustado cómo sus amigos, algo mayores que él, van muriendo uno a uno. Y él, persona derrotada, divorciado, con un hijo que lo desprecia, se debate entre hacer algo o dejarse llevar por su carácter débil hacia la entropía. En el horizonte, una relación imposible, de ésas que tanto gustan a los autores hispanoamericanos; sentimientos no resueltos de un hombre, Vidal, que sigue siendo un adolescente emocional, y que ahora, en el otoño de su vida, se valora menos que nunca. El libro es una impresionante alegoría sobre la soledad y la vejez, sobre cómo se siente una persona cuando deja de importar para el mundo, cuando te atienden mal en la panadería, cuando ya no podés mirar a las mujeres sin que piensen en vos como un viejo verde. En resumen, la repulsión e incomprensión que siente la sociedad por las personas mayores. Bioy sigue haciendo lo que mejor sabe hacer: deconstruir la sociedad, con su elaborada sociología de ficción. Bioy, mucho más cotidiano y mundano que Borges, ofrece en esta novela, como siempre, todo lo que una novela puede contener: amor, horror, belleza, ficción, laxitud, alegría y pena; en mundo parecido al nuestro, pero que se rige por principios diferentes, alterados. Es la ficción de Bioy…
El hoy mediático y político En el país, por estos tiempos en los que los medios hegemónicos inventan cada día la realidad que quieren imponer a sus lectores/oyentes/televidentes, se está planteando “La guerra del docer”. Es evidente que cuando se producen cambios en la sociedad a través de movimientos políticos, los jóvenes son el motor de los mismos. Es obvio que no puede haber revoluciones o reformas de trascendencia sin su participación activa. En el Kirchnerismo tiene un papel preponderante “La Cámpora”, conformada esencial, pero no únicamente, por jóvenes que han llegado a la política después del 2001 y algunos luego de la puesta en marcha del modelo y trabajan ahora por su consolidación. Clarín, La Nación, Perfil y sus alcahuetes asalariados intentan de todas las maneras posibles estigmatizar a La Cámpora, lo que es ni más ni menos que hacerlo con los jóvenes, ya que estos son, potencialmente sus enemigos porque no se comen ninguna de sus acciones de prensa y por ende, son los que pueden asumir tareas de conducción de áreas estratégicas sin contaminaciones ideológicas. Se dice que
Máximo Kirchner se identificó tempranamente con Héctor
Cámpora, a partir de los elogios que el periodista Miguel Bonasso
hizo sobre el ex presidente en 1998, cuando se constituyó el Grupo
Calafate. Este era una usina ideológica del matrimonio K, que nació
para enfrentar al menemismo. La llegada de Néstor a la Casa Rosada
en 2003 abonó el terreno para una formación que fusionó distintos
actores sociales y políticos. Entre 2004 y 2006 empezaron a echarse
los cimientos de La Cámpora, que ganó en solidez al luchar contra el
campo en 2008, y en favor de la Ley de Medios. Muchos de sus
miembros eran hijos de militantes montoneros y dirigentes
estudiantiles desencantados con la política de los 90. Para ellos,
Néstor era su padre simbólico. Y ahora es así, sin Néstor y con Cristina instalada sólidamente no solo en el Gobierno, si no ejerciendo el poder con mano férrea, se está produciendo, el tan mentado trasvasamiento generacional. La presencia de traidores en el Movimiento Peronista era la contracara de otros miles de compañeros que en la misma época peleaban por la vuelta de Perón. El propio Perón denuncia estas falencias, y llama al trasvasamiento generacional, donde la juventud habrá de tener un rol fundamental en la nueva estrategia que habría de enfrentar a la dictadura de Onganía. El anquilosamiento de dirigentes, más preocupados en sus problemas personales, que en los del propio movimiento, habrían de ser sacudido con esta nueva estrategia. A veces la historia suele repetirse, y esos momentos son los que invocan y convocan a los cambios. Trasvamiento generacional es, como bien lo explicita Perón, reactivar la lucha del movimiento en pos del camino de la liberación. Y no hay dudas que ese es el camino. Por eso hay que decirle NO a La guerra del docer… Pero, tampoco, los jóvenes camporistas, deberán emprender su propia Guerra del Cerdo. Los viejos militantes de siempre no son sus enemigos, por el contrario. Deberán ser sus aliados fundamentales. Los enemigos son otros. El Movimiento Nacional Popular, Democrático, Transformador y Racional se fortalecerá definitivamente con la suma de sólidas voluntades y mentes claras. Lo dijo Juan Domingo Perón: “Todos unidos triunfaremos”. Nosotros agregamos: “Desparramados… ¿Qué mierda hacemos?” |
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