Todo cabe en un orgasmo y en 140 caracteres sabiéndolo acomodar

CUENTITOS PARA EL TWITTER

 

E-mail

Si reciben un e-mail que diga “Cuentos para el Twitter” no lo abran  o estarán condenados a escribir boludeces como esta una vez por semana.

 

Pelotudos

La espera en 105 y la 3. Duda. ¿O era en 130 y 5?  Ella en su casa dudaba. ¿Era hoy, o mañana?

 

Tejedora

Para volver, Odiseo aguarda, desde hace añares, que la túnica esté completamente tejida.

 

Cambio

Cansado de los reclamos de su amante, evitó sus apariciones nocturnas trepando por el balcón. Ahora se le aparece únicamente en sueños.

 

Finales

Quedan tan exhaustos del éxtasis, que hasta dejan de existir.

 

Literatura

Quienes lograban que perdiera la cabeza eran los más pasionales e imaginativos. Lamentablemente, no sabían cómo escapar de los límites del libro.

 

Miradas

Desde que supo de ellos, espían amorosos sus intimidades.

 

Celulares

Se prometieron amor eterno fuera de cobertura.

 

Kafkiano

Heme aquí patas arriba, transubstanciado en mi propia red de coleópteros alarácnidos.

 

Contradicciones

Lo que me ofrece tu mirar..., lo niega tu palabra.

 

Seguidores

Llegado el Apocalipsis, todos siguieron al que no se cansó de afirmar que podría ser peor.

 

Esquina

El amor está allí mismo, a la vuelta de la esquina,  le habían dicho. Pero llegar esquina no encontró más que un ángulo recto y vacío.

 

Pintura

Después del derrumbe sólo se rescató un cuadro. El  de una escena muy triste.

 

Santo

Judas dijo que no sería menos que Dios y se proclamó Señor de los Milagros. Tiene muchos fieles: policías, militares, abogados y políticos.

 

Luna

Nevó durante 9 años. Una mañana salió el sol y los hombres enterraron a sus muertos. A la noche comprobaron que la luna ya no existía.

 

Nombre

Le pusieron "El burdel de la Inmaculada Concepción". Todas habían nacido sin mancha de Pecado Original. Se hicieron putas después.

 

Desaparecidos

Finalmente, cinceló: “No hay epitafio posible para sus tumbas vacías”.

 

Terraza

Se tumbó boca arriba en la hierba, olfateando ráfagas de suavizante de ropa.

 

Colaterales

La acupuntura practicada en mariposas suele tener efectos secundarios.

 

Dislexia

¿Seguro que era 96? -preguntó desnuda, frustrada, de espaldas.

 

Cronológico

Ya cuesta abajo, me enamoro todos los días. Es en vano. ¿Qué hago con tan poco tiempo y tantas ganas?

 

Autobiográfico

Escribió como últimas líneas es su autobiografía: “Tras una vida miserable, nuestro ilustre personaje murió de un balazo en la sien”.

 

Creer

Reconforta pensar que tras la monótona muerte aún nos quedará un pasado, más o menos esplendoroso, por delante.

 

Discriminación

La captura de Cristo demuestra lo homófobos que eran los romanos: lo aprehendieron sólo porque Judas lo besó.

 

Género

Fue difícil lograr que su mujer se olvidara del amante. Fue juego de niños enamorarlo a él.

 

Lágrimas

Nunca vi tus ojos tan hermosos y brillantes. Será por las lágrimas que riegas sobre mi rostro. Si he de morir, que sea ahogado en tu llanto.

 

CORTITOS Y AL PIE

Laberinto del cuentista

Al final del laberinto, los cuentistas topan con el Minotauro. Los que salen vivos, vagabundean por las páginas de sus libros contando que es un anciano, que es ciego y que habita la última voluta del dédalo, especie de biblioteca en una recámara con paredes de espejo.

 

Fama

A los cinco minutos de estar observando su imagen reflejada en el río, Narciso ya había visto todo lo que tenía que ver. No era más que una cara bonita carente de mayor interés. La raya del pelo dibujando dos mitades simétricas sobre su cabeza le daba un aspecto de anacrónico cantante de boleros. Sus rasgos eran fláccidos y su mirada vacía: todo vulgarmente correcto. Lo lógico hubiese sido incorporarse y regresar a casa, pero algo le decía que esa postura absurda, esa impúdica exhibición de egocentrismo, sería la que finalmente le haría triunfar, pasar a la Historia: convertirse en un mito.

 

Saetas

Estaba triste, se estaba muriendo… El viejo cactus, en un intento desesperado de que le prestaran atención, lanzaba sus pinchitos al aire implorando caridad, y unas gotitas de agua que le devolvieran a la vida que se le escapaba sin remedio…
Sólo la niña quinceañera enamorada supo entenderle, ella también disparaba sus flechas de amor, sin obtener resultados de quien le robaba, sin saberlo, sus sueños y su alegría…
Y cuentan… que en el aire transparente de la límpida tarde, las saetas de ambos se encontraron, y danzaron, uniendo sus ilusiones en una cópula de vida y muerte, y se transmutaron en tierra y verde…, y anidaron en el cementerio de los olvidos permanentes convertidos en un eterno abrazo…
Existen pero no están. Son pero no se ven…
…Sólo si oyes un susurro de amor que te trae la quietud del viento, sabrás que aún siguen amándose en el mundo inconcebible de las esperanzas compartidas…

 

Paciencia

Comenzó hace un mes. A las cuatro de la tarde. Sus miradas se cruzaron apenas unos segundos, suficientes para que la escena se repita desde entonces. Todos los días. Cada uno en su mesa, cada uno con su café. A las cuatro de la tarde.
Detrás de la barra, una camarera sonríe y se pregunta, “¿a que esperarán?”, aunque una punzada le atraviesa las tripas. Ella también quisiera, amorosa, esperar.

 

Destino

Dejando de lado los motivos, quien aspire a ser un amoroso deberá embarcarse desde muy joven en la prórroga perpetua del amor correspondido. Fiel al dictado de su corazón, buscará insaciablemente, aun sabiendo que no va a encontrar. Si detectara un atisbo de felicidad terrenal, girará la cabeza noventa grados a la derecha (o a la izquierda, si así lo prefiere) y seguirá su camino de olvido y abandono. Desconfiará de los romances que perduran en el tiempo. En caso de percibir la llegada de un amor verídico y duradero, el giro antes mencionado será de ciento ochenta grados y de todo el cuerpo, con claro ofrecimiento de una vista total de su espalda. Con un poco de práctica, pronto logrará quedarse solo, mientras espera —callando, llorando— el próximo desencuentro.

* Inspirado, también, en las famosas "Instrucciones" de Cortázar. Que Dios, don Julio y la Patria me perdonen esta impertinencia

 

Espera

La primera tarde que aquel hombre permaneció en el banco de la estación, pasó inadvertido. Dos o tres días después sospecharon de su hábito de mirar hacia uno y otro lado, consultar a cada rato el reloj y dejar pasar todos los trenes para, finalmente, retirarse a eso de las veinte. Hubo debate y apuestas entre los mozos del bar y la encargada del quiosco. Que si añoraba a una antigua novia, si quería ver pasar a un nieto lejano o era informante de la policía. Hasta que mandaron a un chico a preguntarle:
–Señor, ¿se puede saber qué espera?
–La hora de la cena –contestó con melancolía.

 

Mensaje

Cuando las antenas de Arecibo detectaron un mensaje cifrado en forma de ondas de radio procedentes del espacio exterior, la comunidad científica celebró jubilosa el triunfo final sobre su eterno enemigo. La perfecta estructura matemática de la señal era la prueba irrefutable de la existencia de una inteligencia extraterrestre. Célebres matemáticos trabajaron durante dos meses en la solución del enigma que, según ellos, destruiría a una Iglesia minada por escándalos relacionados con abuso de menores y enriquecimiento ilícito. 
Tal hipótesis fue descartada al descubrir que el mensaje contenía un fragmento de una gran obra de la literatura universal.
"El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, el cual fue dado a quemar a los hombres con fuego. Y los hombres blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre las plagas".

 

Cumpleaños

Beatriz se despierta muerta de frío y le pide a Víctor que se levante y ponga otra frazada. Éste se finge dormido, pero la mujer lo zamarrea y le dice que no se haga el sota, que mañana cumple años y que está deprimida. El hombre bufa, va hasta el placar y vuelve con la primera frazada que encuentra. Cuando se dispone a extenderla sobre la cama, Beatriz, cejijunta, alega:
―Ésa no, querido; que la fragata me hace soñar con naufragios. Mejor la que tiene cuadritos.
El marido esta vez no bufa, inspira; y marcha nuevamente hasta el placar. Retira una, dos, tres frazadas, hasta que da con la de a cuadritos. Mientras la tiende sobre la cama, Beatriz dice:
―Sabés que recién caigo en la cuenta de que al ser los cuadritos blancos y negros la frazada parece un tablero de ajedrez.
―¿Y? ―se atreve a preguntar el hombre.
―Que ahora que lo sé, seguramente voy a soñar con que juego al ajedrez, y para jugar al ajedrez hay que pensar y yo no quiero pensar mientras sueño. Mejor buscá una que no tenga motivos.
Víctor regresa con tres frazadas monocromas y dice:
―Éstas las usamos siempre y nunca te han hecho soñar…
Beatriz mira y remira, tamborilea con los dedos sobre su boca; al fin exclama:
―¡Querido, la verdad es que ya no tengo frío!
El hombre guarda las frazadas, se acuesta, y, antes de apagar la luz, sonríe. Mañana le va a pedir al repostero que, por primera vez, le ponga a la torta tantas velitas como años cumple su mujer.

 

Amantes

Alguien viene a golpear la puerta de la alcoba. Adentro, un hombre calvo y regordete yace entre las piernas de su amante, a quien, con la mano, le tapa la boca para que no haga ruido. Un enorme y pesado anillo de rubí centellea en la luz de la intimidad de la recámara, que queda en total silencio. Afuera vuelven a tocar suavemente, y al no haber contestación, se oyen pasos alejándose. Con la actividad interrumpida debido al temor de ser descubiertos, los dos permanecen quietos en la cama, hablando en murmullos. Su excelencia el Cardenal, sin la túnica roja, es blanco como la nieve. A él se abraza en profunda crisis de fe el párroco Gómez, la cabeza descansando en el pecho de aquel, lleno de arrepentimiento y en silenciosa oración por la salvación de sus almas.

 

Creativo

"No, no tienes que marcharte, no te me desesperes. Te amo y no puedo vivir sin vos... —Puso sus brazos alrededor de mi cuello y ahogó mis reclamos a fuerza de besos mientras sus lágrimas empapaban mi camisa— Vas a ver...,  juntos vamos a  salir de esta."
Siempre he tenido una muy pródiga imaginación, muy fecunda. En realidad, me dijo ¡no quiero verte más! y cerró la puerta con fuerza
Nunca volví a saber de ella.

 

Carpintero

En aquel país gobernado por un rey caprichoso y malvado vivía un carpintero capaz de crear con pino, junco o ébano maravillas nunca antes vistas. Así, en cierta ocasión en que el soberano sintió celos de la claridad del día, le ordenó al artesano una gran obra que impidiera la entrada del sol a su reino, pieza con la que el monarca fuera recordado eternamente. El carpintero, entonces, cortó madera, pegó clavos, junto tablas, pulió y adornó ensambles y en pocas horas terminó un féretro real.

 

Finitud

La descubrí en el rincón polvoriento de una librería, en las hojas de un libro que hablaba de ella, en un párrafo pequeñísimo e inmóvil entre el resto de las letras, los espacios y los puntos y apartes, en un vaho suspendido de la imaginación, en la primera gota de sangre que se desprendió de mi nariz hasta tocar la página amarilla. Me enamoré, sí, con la magia de un escalofrío, con la complicidad de aquella penumbra. Caí, con el miedo de quien es valiente, con la mano sujeta al metal, al anaquel; caí, con los textos lloviendo letras sobre el inerte cuerpo de mi ser; caí, con la maravilla que nos produce un violento amor.

 

Rusa

El poker ya nos había aburrido y nos entregamos al alcohol.
Horas más tarde, había dos cadáveres con la cabeza apoyada en la mesa redonda.
Volví a girar el tambor del arma y el pánico se apoderó tanto de mi que realicé el acto mas cobarde de mi vida. Disparé tres veces y asesiné al último de mis compañeros de juego.

 

Grupo

Inquieto con ciertas dudas existenciales, el psiquiatra decidió acudir a otro colega con el que discutir sus traumas. Tras una reunión de quince horas, llegaron a la conclusión de que tan sólo con la ayuda de un tercer psiquiatra podrían liberarse del caos en el que se habían visto inmersos mutuamente. Cinco días con sus cinco noches duró aquella reunión entre los tres doctores, y las caras de desolación a la salida del gabinete resultaron de todo punto expresivas.
Ahora, se ha forjado entre ellos una estrecha amistad, y cada domingo se reúnen como viejos camaradas en una tertulia del Café Gijón. Allí hablan de política, de mujeres, de fútbol, de filosofía… De cualquier cosa que les distraiga y no les lleve a la inevitable conclusión que secretamente quieren evitar a toda costa: Tarde o temprano, tendrán que acudir a la consulta de un cuarto profesional.

 

Realidad

Entre risas y lavandas, entre viñas y olivos caminas conmigo. Tierras, añiles, escalinatas, un pueblo, mariposas de alas cristalinas en un trozo de papel partícipes silenciosas de nuestro amor.
A lo lejos la figura grácil de un gato que atento observa nuestro caminar tomados  de la mano. Permanece quieto, mirándonos, sumándose a la complicidad de todo lo que nos rodea, de nuestras voces, nuestra presencia, nuestras miradas.
Juguetón, maúlla, gira panza arriba reclamando caricias, dejándose hacer con los ojos entrecerrados y un ronroneo creciente. Un poco más abajo, un perro celoso pretende, con insistentes ladridos, muestras de cariño también para él.
Nos miramos sorprendidos, imposible evitar una carcajada. Entonces, acaricias mi cabello, me besas y el mundo desaparece: sólo tú, sólo yo, nosotros.
Nuevas risas nos regresan a la realidad. No hay misterios, sólo nosotros bajo el techo del que cuelga un ventilador con sus aspas quietas, mientras el tiempo da otro giro hacia nuestro pasado, presente y futuro.

 

Pompas de jabón

Suspendidas sobre un soplo de aire quieto, brillaron con infinitos matices en la magia de su transparencia. Llegó puntual el tiempo y desaparecieron desvanecidas.

Cronos las vistió de seda y se las llevó en una ráfaga de viento.

 

 
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