La vida continúa
POEMAS SIN DUEÑA
Confesión
Si me pudiera confesar
Diría al cura:
Se me agotaron las palabras,
perdí la brújula del sentimiento
Y así como odié, amé.
Diré que el camino
Está tapizado de corazones rotos
El de ellas y el mío
Pero le aclararía
que el sufrimiento
No es un lamento
Sino una forma de amar
He amado profundamente
La tierra, el universo,
Las mujeres, el vino,
Más al whisky que a la cerveza.
Pero no perdí la ruta
Aquí estoy jodiendo la vida
Matando el tiempo, consumiéndolo.
Le diría al cura de mi pueblo
que no he pecado
Y, si lo he hecho, ha sido
Involuntaria
Desinteresada
Amorosamente,
Acorde con la vida.
Si me pudiera confesar,
No iría al confesionario
Cargado de nostalgias,
Culpas y recuerdos.
Si me pudiera confesar
Diría que amo mucho,
Que no se lo que es
La depresión,
Ni el odio,
Ni el desamor.
Para qué mentir sobre esto
Es cierto!, perdoné
Y los que fueron mis enemigos
Hoy son mis hermanos.
Por eso, si me pudiera confesar
Diría que bajo el cielo
No hay nada oculto
Que estamos cerca al suelo
Y que es mejor hacer el amor
cotidianamente,
que abstenerse y persignarse vanamente.
Soledad
Los poetas nunca están en soledad,
la viven, hablan con ella como si fuera
su amor secreto, la toman
en sus brazos y se entregan.
Ahora mismo, aquí, en esta habitación,
en este silencioso barco de soledad
y horas suspendidas, ante los muros
de tenebrosos silencios donde se hilvanan
sensaciones, recuerdos, vestigios de vida
que hablan de mutismos y quebrados bullicios,
late otro mundo que me envuelve.
Un
sofá,
los libros, la mesa de trabajo, la PC,
en cuyo disco rígido cobijo (tal vez yacen muertos),
desordenados y caprichosos, todos mis poemas:
los espurios (alguien, dentro de mí, guió mis dedos),
los de amor, los del alma,
los que esconden inconfesables bajezas
(esos a los que llaman miserias del poeta).
La heladera, casi vacía, (soy pobre en la más grandiosa
acepción de la palabra) y la terraza que es un mar de olas,
de olas amarillas, doradas y rojas,
que espantan oscuridades.
Todo es vida, todo es vida, en esta inmensa soledad.
Olores
Toda mi ropa huele a cuando estabas.
Sería al abrazarte -no lo entiendo-
o que estuviste cerca y se quedó prendido.
Si arrimo mi nariz al hombro o a la manga, te respiro.
Al ponerme la campera, en la solapa,
y en el cuello de un pulóver que no abriga.
Aroma de placer, de tu cuerpo mágico,
de recostarme en vos mientras dormías.
Por mucho que la lave, mi ropa lo conserva:
es un perfume dulce que me alivia
como vestir mi carne con tu piel.
Y está durando tanto como mí recuerdo.
Es cierto, no tengo hoy tu cuerpo
pero sigo respirándote en las prendas
que, al tiempo que me visten, te desnudan.
Pero la ropa es mía.
De tanto olerte amor, tu olor es mío.
Y cuando me desnudo, por las noches,
y me meto entre las sábanas,
estas también tienen tu olor.
Y me duermo pensando en vos por todo esto.
Y mágicamente, sueño...
Que huelo tu piel al hacerte el amor.
Y entonces despierto y solo tengo tu olor.
Amante
Saberte allí
con esta quietud del lenguaje
en los días
en este saber
insignificante y doloroso
de amante
Leerte
Ahora que no tengo nada
sólo este silencio
vaciado hacia ti
trato de leerte.
Beberte
La paz se hizo profunda,
en la playa
Supe que estaba listo
para beberme tu sexo
y los secretos
Así
Atada
Adherida
Con o sin derecho
Con o sin memoria
A mi lecho
A mí sueño
A mi carne
A mi sangre
A mis huesos
A mi todo.
Hoy
Mañana estaré cerrado por hastío
pero hoy
tengo de par en par abiertos mis abrazos,
mis besos,
mis caricias,
por si te quieres resguardar de esta tormenta
que está lloviendo soledad,
tristeza,
abatimiento,
y te has dejado en casa el parapenas
Resistir
Abrasado
por las lenguas
de las tentativas
del sueño
simple
dolida
y energúmenamente
resisto.
Lejos
Hacíamos de la luna
y el sol del viento
y las estrellas nuestro
mundo.
¿Qué harás ahora de
aquél sol
de aquella luna y las
estrellas?
queda para mí sólo el
viento
que lejos,
lejos me arrastra
Quedo
Me quedo así;
con miedos
con ganas
con vos.
Me quedo así;
con sonrisas
con tu sol
tu mirada;
esta magia
hecha caricias.
Me quedo aquí;
feliz
latiéndote:
me quedo en vos.
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