Concentración y movilización exigiendo la aparición con vida de Santiago Maldonado

LA MARCHA DESDE LA MARCHA

Ante la convocatoria de la Comisión por la Memoria, de organismos de DDHH, organizaciones sociales y partidos políticos, alrededor de 400 personas llegaron a la Plaza Primera Junta y una pregunta se escuchó en el ámbito de la ciudad ¿Dónde está Santiago Maldonado? Durante la marcha, infiltrada por “femeninos y masculinos” de la bonaerense, se cantaron viejas consignas que se suponía nunca más se iban a escuchar. Entre ellas la dolorosa “Ahora, ahora, resulta indispensable, la aparición con vida y castigo a los culpables”.

 

Puntualmente fueron llegando a la plaza del pueblo los convocados. Cada uno llevaba en el pecho la mirada profunda de Santiago, que llega hasta el alma de la mayoría y le envía un mensaje al gobierno nacional: Devuélvanme a los míos Mi vida está con ellos. A través de los ojos de Santiago, estaremos exigiendo permanentemente su aparición con vida y el castigo a los culpables Esos ojos son nuestros ojos Su mirada nuestra mirada.

La movilización tuvo picos de profunda emoción. Uno de los más altos fue la presentación de los jóvenes del Centro de Estudiantes del Colegio San Patricio acompañados por muchos más provenientes de distintos establecimientos educativos del Distrito. Esta actitud habla bien de una parte de la sociedad argentina, que demostró no estar contaminada y que con certeza jamás revivirá el jodido enano fascista, siempre latente en muchos, que les hace creer que todos los militantes populares son jodidos desestabilizadores y que prefieren la paz de los cementerios, aún cuando sean los excluidos de siempre, al proceso dinámico de construcción de una sociedad más justa.

La del 1 de septiembre fue la segunda marcha llevada a cabo en Villa Gesell La presencia de centenares de vecinos los enaltece. La de muchos dirigentes políticos y sociales los reivindica como tales. La ausencia del resto, los que privilegiaron su pertenencia a alianzas políticas que respaldan al gobierno nacional por sobre un reclamo por una vida, los marca definitivamente. Podemos estar seguros que nunca jamás estarán a favor del la gente, sino, por siempre serán los gerentes de una corporación de negocios que llegó para hacer un país solo para ellos. El país de Cambiemos.

Y es verdad. Este país ha cambiado.

No puedo creer que el treinta y cuatro por ciento de ciudadanos que votó a la actual administración en las últimas elecciones PASO, esté satisfecho con el accionar del gobierno nacional.

No puedo creer que una gran parte de nuestra sociedad se indigne más porque pintaron el Cabildo que por la desaparición forzada de Santiago Maldonado.

Pero que yo no pueda creerlo, no quiere decir nada más que eso.

El caso “Maldonado” es sólo un ejemplo más de la fuerza devastadora que conlleva poseer la “suma del poder público”.

El control político y militar de la zona donde desapareció Santiago, con garantía de impunidad, es una figura  nueva. Esta particularidad fue motorizada por el “cambio” en el gobierno PRO-Radical claudicante.

Calificar como “desaparición forzada” a la atrocidad cometida en contra del joven Maldonado era una decisión que se debía tomar, porque caía por su propio peso. Todas las conclusiones del caso, estudiado dentro y fuera del país, condujeron hacia aquella interpretación. Evidentemente Macri desesperó y algo sucedió después, porque la fiscal que dictó desaparición forzada, aunque  posteriormente justificó a la gendarmería con algunas frases ilustres, similares a las que utilizara la autodidacta y etílica ministra Patricia Bullrich.

Mucho se ha dicho sobre este tema. Mucho se hablará. No sabemos aún que implicancias tendrá para el normal desarrollo de este gobierno, que enarboló la figura del diálogo, que se pretendió distinto, que se definió como la nave insignia de un “cambio” político y que ahora vemos, ya navegando en aguas profundas, que como el Titanic, van asomando heridas por los cuatro costados.

La desaparición de un chivo expiatorio no concluye el problema, porque el inconveniente persiste con o sin su presencia. Un desaparecido es a todas luces un mártir. Un inmolado. El peor resultado para un gobierno democrático.

Santiago estaba ese día allí y como le sucedió a él, pudo haber acontecido con cualquier otro.

Que no aparezca él, significa que buscaban a uno cualquiera, no importaba a quién.

Que no aparezca él es prueba de dos cosas.

Primero es prueba de impunidad del gobierno que monopoliza los controles del Estado. Hace y deshace como si la única justicia fuera su deseo.

Segundo, que existe un grueso de personas, ciudadanos que votan, que deciden en las urnas, a quienes no les interesa ni la situación personal de Santiago, ni el problema de los aborígenes, ni debatir acerca de quiénes son y qué quieren aquellos que tienen el control económico y político de las vastas extensiones que adquirieron en el Sur de la Argentina.

La verdad, lo primero es coyuntural, porque se soluciona con el voto, con un auténtico “cambio” en las decisiones políticas y económicas.

Lo dramático es lo segundo. Porque el cambio real no alcanza con el voto, sólo es efectivo con un auténtico juicio de conciencia. El cambio real se logra a partir de que la gran mayoría entiende que no existe país próspero sin políticas públicas a largo plazo. Para ello la ciudadanía necesita comprometerse con un Proyecto de Nación, con objetivos a largo plazo, circunscriptos en la ideología progresista. No podemos salir del atolladero invocando un país para pocos.

Para lo segundo, no estamos preparando. No será fácil, porque en esta construcción hay enemigos, no importan los de afuera, siempre lo serán. Nos joden los de adentro.

Yo cuento muy seguido la historia del chico que tiraba piedras a la luna todas las noches y llegó uno y le dijo que era estúpido, porque no la iba a dar. Él respondió: «Quizás… Pero si lo hago todos los días, seré el mejor tirador de piedras del pueblo». Hay que ponerse objetivos, aunque parezcan utópicos.

Para empezar sigamos exigiendo que Santiago recupere su Libertad y su Vida.

 

“Muy triste por el accionar de la Justicia pero muy esperanzado por lo que pueden significar estas marchas”

EDUARDO ANGUITA EN LA MARCHA POR SANTIAGO MALDONADO

En Villa Gesell, la concentración fue en la Plaza Primera Junta, desde allí, como es habitual en este tipo de convocatorias, se marchó hasta la Araucaria retornando luego al punto de partida. Alrededor de 500 personas interpelaron al gobierno nacional con una pregunta ¿Dónde está Santiago?  Entre ellos estaba Eduardo Anguita, ex militante del PRT-ERP en la década del 70 y preso durante poco más de diez años. Anguita hizo un análisis de los hechos y dichos conocidos sobre el caso Santiago Maldonado , cuestionando algunas acciones llevadas a cabo hasta ahora por el gobierno nacional pero, a su vez se mostró esperanzado por los efectos que causan las masivas marchas exigiendo la aparición con vida de Santiago. Anguita es Licenciado en Comunicación, periodista y escritor. Acaba de publicar “Cárceles, el subsuelo de la Patria” compartiendo autoría con Daniel Cecchini. Fue entrevistado para FM Ciudad y el semanario Los Girasoles.

NOTA A EDUARDO ANGUITA

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