La columna de Jorge Fava

LA UCR ES EL NUEVO PARTIDO DE LA DERECHA INSTITUCIONAL ARGENTINA

Cuando el ex presidente Alfonsín, en un acto de campaña para elegir Diputados Constituyentes para la Convención de Santa Fe-Paraná en 1994 pronunció la famosa frase que resulta un estigma para su dirigencia, no se imaginó que el partido al que llevó al gobierno nacional en 1983, terminaría siendo el soporte institucional de la derecha neoliberal y asociado con los descendientes reales e ideológicos de la dictadura genocida.

En aquella campaña con la frase “Si la sociedad se derechiza, la UCR se debe preparar para perder elecciones, porque nunca nuestro partido será de derecha”, el ex mandatario quería marcar a fuego el sesgo indentidario  de la organización política nacida luego de la Revolución del Parque en 1890 y así mostrar las diferencias abismales que lo separaban del menemismo, a pesar de haber acordado en el Pacto de Olivos la reforma constitucional con el  riojano.

Lo cierto es que haciéndole el juego a las pretensiones de reelección vedada por la Carta Magna de 1853, un sector del partido manejado por Clarín y La Nación, cuyas cabezas visibles eran De La Rúa en la Capital Federal y Storani en la provincia de Buenos Aires, optó por desgastar al caudillo de Chascomús,  acusándolo de favorecer al menemismo cuando en realidad el propio líder de la Coordinadora era el que había pactado la reelección del ocupante de la Rosada en ese momento.

En una reunión con testigos, el treinta de setiembre de 1993, el cordobés de Rio Cuarto afincado en La Plata, cerró su campaña electoral en el domicilio particular del entonces jefe de la SIDE Hugo Anzorregui, quien fuera  el  factotum de cuanta operación periodística existiera por entonces, poniendo en marcha la famosa RUEDA DE LA FELICIDAD con la que se compraban los favores de periodistas y jueces merced a los cuantiosos fondos reservados con los que contaba el organismo de espionaje.

En aquella reunión nocturna el jefe de los espías logró que Fredy se comprometiera a suscribir "un pacto de gobernabilidad" para así permitir la reelección de Menem a cambio de "algún favor especial".

Hasta aquel momento  Alfonsín era el más duro opositor a esa posibilidad,

ya que gobernadores como Angeloz, Massachessi y Maestro, pugnaban por llegar a un acuerdo con el Justicialismo en ese sentido y se encontraron con el escollo que significaba la posición del líder radical, quien aunque no era presidente del partido, mantenía una influencia tal que sin contar con su consentimiento se hacía imposible embarcar a la UCR en esa dirección.

Es como consecuencia de aquella reunión que posibilitaría dinamitar toda estrategia para permitir la reelección sin más trámite,  Alfonsín se embarcó en la firma del Pacto de Olivos y de esa manera condicionar las ambiciones de quien traicionara las banderas del peronismo para transformarlo en la herramienta preferida del neoliberalismo en la región. 

La respuesta no se hizo esperar. Siguiendo la estrategia de Magnetto puesto a operador político y empresario ávido de nuevos negocios,surgió gracias a

sus medios el famoso ACUERDO DEL MOLINO, donde De La Rua y Storani conformaron un polo opositor con los dirigentes del Grupo de los Ocho que integraban entre otros Carlos "Chacho"Alvarez, Juan Pablo Cafiero y por otro lado el ex gobernador de Mendoza y operador del grupo SOCMA, José Octavio Bordón.

La jugada mediático política tuvo como resultado un desgaste de la figura de Alfonsin para transformarlo en el cuco de progresismo infantiloide, que tuvo como resultado una pésima elección presidencial, ya que luego de participar en una interna al respecto, Storani vio frustradas sus aspiraciones al ser derrotado por el gobernador de Rio Negro, Horacio Massachessi en forma aplastante.

Su frustración lo llevó a romper toda conducta partidaria y sus seguidores y dirigentes trabajaron abiertamente para el FREPASO lo que le permitió  al entonces presidente, la reelección que consiguió gracias a la división de la oposición.

Fueron los prolegómenos del fin del centenario partido. Le seguiría la constitución la ALIANZA, formada por la UCR-FREPASO con la candidatura ganada en una interna abierta frente a Graciela Castagnola de Fernández Meijide, de Fernando De La Rúa.

El final lo conocemos todos. El desastre del gobierno pretendidamente progresista y convertido en una continuidad del neoliberalismo menemista, desarticuló todo el andamiaje doctrinario que se había construido durante una centuria.

Los sectores que habían adscripto al alfonsinismo, encontraron en el kirchnerismo lo que se les había negado en la aventura aliancista.

Los tradicionalmente de derecha gorila, como lo son los radicalismos de CABA, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Jujuy, Corrientes, Entre Ríos mas lo que quedaba del partido en Provincia de Buenos Aires como consecuencia de su influencia en los distritos del interior bonaerense por su vinculación con terratenientes y sectores cercanos al agro, tradicionalmente antiperonistas, se alinearon incondicionalmente detrás de Macri, al punto de renunciar a integrar la fórmula presidencial y al ninguneo en la conformación ministerial.

Lo cierto es que a partir de la Convención de Gualeguaychú, el radicalismo fue el encargado de darle la base institucional con la que no contaba el PRO por ser un partido eminentemente vecinal de CABA.

Ni siquiera cuando la constitución de la UNIÖN DEMOCRÁTICA antiperonista en 1946, el partido había renunciado a integrar la fórmula presidencial.

Además en aquel momento irrumpió con fuerza un movimiento interno llamado INTRANSIGENCIA Y RENOVACIÓN, que después de la derrota infringida por Juan Domingo Perón, posibilitó su resurgimiento de la mano de Balbín, Frondizi, Larralde, Lebensohn etc. aunque por división mediante en 1957,los porcentajes electorales no pasaron de un 25% pero que fueron una base suficientemente sólida que permitió el surgimiento y triunfo del alfonsinismo.

Hoy en cambio se arriaron todas las banderas y su adscripción al neoliberalismo, lo ha hecho acreedor de su identificación como el partido de la derecha institucional argentina, que camina junto a los sectores de la dominación y la entrega de los recursos del país. Pero por sobre todas las cosas, es responsable del hambre, la desocupación y la pobreza de vastos sectores de la población.

 

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