La columna de Jorge Fava

LLEGA LA HORA DE LA VERDAD

 

La historia tiene esas cosas en que uno sin darse cuenta entra en el laberinto de las decisiones que nunca quisiera tomar, pero que son inevitables.

Muchas veces son incómodas por que en la mayoría de las oportunidades, nos dejan expuestos a los ojos de muchos que recelan de nuestras conductas ya que no les inspiramos confianza.

En política eso es muy frecuente, y sobre todo pasa, cuando arribamos a una alianza desde enfrentamientos muy duros que hacían muy improbable un acercamiento para compartir espacios de poder en un eventual gobierno, como ocurrió con el Frente de Todos.

Algunos de los dirigentes que articularon el espacio que administra el país, no se imaginaron que en apenas tres meses sus conductas iban a ser escrutadas por la mayoría ideologizada que conforma el núcleo más aguerrido y militante, que resistió no sólo a los cuatro años del saqueo macrista, sino a los años previos cuando desde la implementación de la 125 y los enfrentamientos con la Mesa de Enlace y sectores afines, se produjo la primera diáspora de dirigentes que participaban en cargos importantes del primer gobierno de Cristina Kirchner, ya sea por miedo a los escraches de los agroganaderos en todo el país, por tener intereses convergentes con muchos ellos, o porque habían hecho acuerdos rupturistas con medios de comunicación concentrados que les habían prometido apoyos a eventuales candidaturas expectantes en las que estaban empeñados, a cambio de esmerilar al kirchnerismo que ya les resultaba muy incómodo.

Lo que no se imaginaron ni unos ni otros, es que la actitud de CFK estuvo muy lejos de lo que ellos esperaban. La actual vicepresidenta de la nación, poseedora de un gran coraje alimentado por sus firmes convicciones, profundizó las transformaciones recuperando derechos para la ciudadanía, que pusieron en tensión a la relación con los sectores bancarios y financieros que vieron como se les evaporaban las siderales ganancias por las AFJP.

La nacionalización de los fondos de pensión, acompañados por la apropiación que la medida significaba, de las acciones y la pertinente participación del Estado en forma concreta en el control y decisiones  de las empresas, como las que integran los Grupos Techint  o Clarín, para ejemplarizar a las mas emblemáticas, fue un parte aguas que modificó el perfil de la economía argentina, aunque en forma insuficiente, ya que no pudo resolver el principal problema como es el del estrangulamiento del sector externo que nos hace dependientes de tecnología, bienes de capital e insumos fundamentales para el funcionamiento de las industrias, con la consecuente salida de divisas que eso significa por un lado, y por el otro, un ingreso insuficiente por exportaciones del sector primario que no deja crecer la economía en forma constante, agobiándola con presiones cambiarias que generan las consecuentes corridas especulativas y devaluaciones recurrentes del tipo de cambio, presionando sobre los precios, generando  constante inflación en una economía dolarizada desde las épocas de Martínez de Hoz, durante la dictadura genocida.

La audaz e inesperada medida que significó la resolución del problema jubilatorio, por el lado menos esperado, posibilitando la incorporación por vía de la moratoria de millones de compatriotas, hombres y mujeres, que de otra manera no hubieran podido jubilar nunca, dado que por la espantosa entrega de la economía por parte del menemismo neoliberal habían perdido sus empleos en esos tiempos de privatizaciones y flexibilización laboral que arruinaron muchas vidas y familias. 

Pero la medida tuvo también otros impactos sociales trascendentes como fueron la constitución del Fondo de Sustentabilidad de Anses y la posibilidad gracias a él de otorgar la Asignación Universal por Hijo, el plan PROCREAR para la construcción de viviendas, el plan PROGRESAR de becas estudiantiles, el programa CONECTAR IGUALDAD con el otorgamiento de computadoras gratuitas a los estudiantes secundarios, entre otros beneficios.

Sin temor a equivocarnos podemos decir que se estaba construyendo una nueva Argentina, gracias a la atrevida medida de recuperar los fondos jubilatorios apropiados por los bancos e inspirada en el que fuera segundo de Sergio Massa en Anses, luego Ministro de Economía y más tarde vicepresidente de la nación, acompañando en su segundo período presidencial a Cristina Kirchner,

Tan osada idea tuvo consecuencias: El poder no perdonó a Boudou y la persecución brutal hacia su persona lo tiene en la cárcel como si fuera un asesino serial. Lo sacaron en piyama y descalzo de la cama a la madrugada. Enfocado por las cámaras de los medios cómplices de la infamia. Esa, su imagen esposado, recorrió cada unos de los hogares y el mundo. Era como la leña con la que se alimentaba la fogata del odio, encendida para escarmentar a todos aquellos que se atrevieran a desafiar al verdadero poder.

Así, se fue construyendo el estigma que castiga al kirchnerismo, al verdadero factótum del triunfo contra la derecha retardataria y entregadora personificada en el mequetrefe que no puede elaborar una oración coherente, con sus seguidores, y con la mayoría de ellos negadores del genocidio de la dictadura asesina.

Julio De Vido corrió una suerte parecida. Fue desaforado por una causa inventada que contó con la complicidad del voto de cinco diputados del Frente Para la Victoria, mas los votos de los diputados del Frente Renovador del actual presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa y sus espadas más cercanas como el actual Canciller Felipe Solá mediática Mirta Tundis o la mismísima Cecilia Moreau, hija del gran diputado y emblemático constructor del espacio Unidad Ciudadana con el que Cristina y los suyos dieron la pelea en la provincia de Buenos Aires que fuera el basamento del actual Frente de Todos gobernante.

Pero el massismo tiene varios pergaminos persecutorios en su haber. Comenzaron con Milagro Sala, y todos ellos vociferaron en todos los medios sus aprensiones y afrentas contra la líder de los pueblos originario de Jujuy, Milagro Sala, que ya cumple más de cuatro años en prisión, gracias a que el socio político de Sergio Massa, el gobernador radical Gerardo Morales, maneja el Poder Judicial de ésa provincia en forma descarada y mafiosa.

Hay otros dirigentes, que fungieron no hace mucho como sicarios afines al macrismo al que le votaron las leyes deprecatorias que permitieron el saqueo, y que hoy ocupan cargos importantes gracias a la amplitud con la que se movió Cristina, para tratar de conformar un espacio amplio que desalojara al macrismo del gobierno.

Si bien se logró el objetivo, no es menos cierto que muchos de sus seguidores tenemos nuestras reservas motivadas por algunas de las cosas que se expresaron en esta columna, y en otras, que  preferimos no recordar para colaborar con la unidad, que esperemos sea efectiva para resolver los innumerables problemas que nos acucian.

Lo que es incuestionable, es que llegó la hora de la verdad para todos esos dirigentes que guardan tan desagradables recuerdos en sus haberes.

Se está por votar en el Senado de la Nación la ley que establece la intervención del Poder Judicial de Jujuy, presentado por el senador Snopek, peronista y cuñado del ex compañero de fórmula de Roberto Lavagna en las elecciones presidenciales de 2007, hoy protegido por la UCR conservadora. Pero inexorablemente la media sanción caerá para su aprobación, o no, en la Cámara de Diputados donde no hay espacio para defecciones. Allí Sergio Massa y los suyos tendrán que decir que van hacer: o se alinean con los senadores y sus compañeros de bancada del kirchnerismo tomarán un camino sin retorno para su credibilidad puesta en cuestión.

Los vientos que siembran las dudas, alcanzan al mismo presidente Alberto Fernández. Él ha sido coherente con su discurso electoral y hace gala de su palabra empeñada en todo lo hecho hasta ahora y con su compromiso para con los presos políticos, que como en el caso de Milagro Sala visitó en la cárcel; o con la desarticulación del aparato de espionaje ilegal habitante en la AFI, cómplice de jueces venales y medios de comunicación, que el mismo presidente identifica  como responsables del LAWFARE que aún hoy mantiene poder de fuego.

El primer mandatario es un gran defensor e impulsor, desde siempre, de la política de MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA que distinguió al kirchnerismo en toda las etapas en la que le tocó gobernar, primero con Néstor y luego con Cristina. Hoy a él la historia lo pone a prueba.

El genocidio también contó con la complicidad de empresarios que convalidaron sus políticas de exterminio y las fogonearon. En esas condiciones se encuentran los apropiadores de Papel Prensa merced a la tortura a la esposa de su dueño genuino David Graiver, Lidia Papaleo.  Ella y su hermano Osvaldo sufrieron todo tipo de vejámenes de  parte de la banda asesina de Ramón Camps, para lograr someterlos y lograr su cometido.

La demanda millonaria, en la justicia civil, que entabló Héctor Magnetto contra los hermanos Papaleo, tuvo su revés en la apelación ante la Cámara correspondiente. Los jueces le propinaron un golpe mayúsculo al "intocable de los medios de comunicación”. No hay calumnias ni injurias porque se trata de una apropiación en el marco de la violación a los Derechos Humanos, que los damnificados tienen el derecho y obligación a denunciar judicial y públicamente.

Seguramente la demanda llegará a la Corte para que los amigos de Magnetto le den la razón. Veremos, sería sumarle un bochorno más al “quinteto irreverente".

No hay dudas que la Causa Papel Prensa tiene que ver con la política de Memoria, Verdad y Justicia que el presidente impulsa. Por lo tanto ni Héctor Magneto ni Bartolomé Mitre pueden merecen ser tratados como señores, como si no hubieran tenido responsabilidad en la apropiación de la empresa que posibilitó la construcción del monopolio descarado de papel para los diarios.

Tampoco puede desconocer el presidente que ese poder dio lugar a la concentración fabulosa que detenta el Grupo Clarín en lo que a medios audiovisuales se refiere, y que esa posición le posibilitó obtener todo tipo de beneficios por parte de Mauricio Macri y su banda hasta la derogación por vía del DNU de la Ley más democrática que se haya sancionado en la Argentina. Ese mismo Grupo es uno de los armadores del LAWFARE que Alberto denuncia.

Sabe el señor presidente que el Juez Julián Ercolini, quien fuera su adjunto en la cátedra que compartían en la Facultad de Derecho de la UBA, es responsable de desestimar la denuncia por la apropiación de Papel Prensa en forma incomprensible y que también es uno de los ejecutores de la política de persecución al kirchnerismo, emanada de las directivas que recibe desde la Embajada Imperial, que el mismo magistrado desarrolló disciplinadamente teniendo en su mira constante y obsesiva a Cristina y sus hijos.

Llegó la hora de la verdad, es cuando se define la política a seguir. Si hay claudicaciones el fracaso está asegurado. La ciudadanía desencantada y la historia, pasarán facturas.

Al presidente, como gran profesor que es, le llegó la hora de sacar la bolilla final en el examen de su presidencia. Es la que atañe a la política de medios de comunicación, su responsabilidades en el LAWFARE, la reestructuración del Poder Judicial, la resolución del problema de la deuda externa y el desarme de los monopolios de todo tipo que entorpecen el camino del desarrollo generando la inflación que carcome el salario y las jubilaciones.

Si aprueba, será reconocido como"Líder".  De  lo contrario la historia lo pondrá en la biblioteca de olvidados y prescindibles.

 

 

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