La contratapa del Director

LOS CUADERNOS

 

Lentamente se va haciendo visible un paisaje frente a mi, el muelle, viejo, de madera,  piedras muy blancas a su alrededor. Mientras observo el paisaje y trato de saber donde estoy,  percibo que estoy sentado en una silla, de esas playeras, pero muy vieja.

El sol esta a mis espaldas y tengo a alguien al lado que conversa conmigo y me dice: "Fíjate lo que esta sucediendo, ahora es que están comenzando a comprender lo que plantee hace años, el problema de la hegemonía no es simplemente la cuestión de quien controla el poder político o el aparato del Estado, la hegemonía cultural es algo más complejo y complicado, en la que participan todas las mentes de la sociedad… ¡Fíjate que pasó con la Unión Soviética y todos esos intentos de revolución socialista, mas allá de otros errores, no supieron enfocarse en el verdadero problema hegemónico que no está en los medios de producción, en la burocracia del estado o en las leyes, está en los medios de difusión y en la cotidianidad que reproducen cada una de esas mentes, en sus complicidades mutuas que reproducen un esquema subterráneo inconsciente, machacado hasta el hartazgos por los creadores de opinión, que defienden, claro, otros intereses que no son los de la mayoría. Nunca lo fueron. Los medios siempre trabajaron para el poder económico".

"La oportunidad que tienen los del gobierno y sus seguidores y para la que están maduros – sigue diciendo - es la de desarrollar una verdadera guerra de posiciones simbólicas, no solo en la ideología sino en toda esa área de reflejos inconscientes que son sus bases. Date cuenta que este problemita con la oposición y los hijos de puta, con los del campo, con los medios de comunicación, con los poderes económicos y las debilidades que los opositores tienen ahora,  lejos de ser algo negativo los va a fortalecer. Ellos, la derecha y el imperialismo, se están renovando en su táctica y estrategia, y esto va ha obligar al gobierno a hacer lo mismo. Esto no es malo. Los que embarran la cancha, no importa lo estúpidos que sean, son una oposición interna y externa que debería ayudar al Gobierno a desarrollar anticuerpos".

"El sentido común es un conglomerado de hábitos y expectativas, más o menos inconscientes que rigen el día a día de las personas, - me dice sin detenerse -  son como un pegamento que mantiene el orden social de las cosas. Se manifiesta por ejemplo en las frases hechas, en los giros verbales típicos, en los gestos automáticos, en los estereotipos y reacciones frente a los hechos. El conjunto de estos contenidos del sentido común se identifica para el sujeto imbuido en este, con la realidad misma, aunque sea solamente algo parcial e imaginario"… trato de interrumpirlo pero no me deja…"El sentido común no "aprehende" de la realidad sino que trabaja como filtro y ordenador a su vez de esta, según cánones ancestrales que se mantienen ocultos a la conciencia".

Me doy cuenta que tengo cierta dificultad en seguirlo porque me estoy preguntando si esta conversación es real o es un sueño, pero sigo escuchándolo con atención: “Quienes gobierna,  por primera vez en la gestión,  están volviéndose conscientes que el problema no es solo económico, o histórico, el problema de la "superestructura" es de verdad un problema, deben tomar conciencia que la lucha es muy larga y la apuesta es dar un giro de ciento ochenta grados en la cosmovisión del sentido común, cambiar los sentimientos morales, envenenados y condicionados por el capitalismo, hasta tocar las reacciones básicas del sentido común. Ahora tienen una guerra que no existía antes, eso que llaman guerra mediática, ese televisor que está en todas las casas y que los ha condicionado a todos con su música, sus imágenes, su estética, no solo en sus creencias sino que llega muy cerca de lo que se puede llamar los instintos freudianos.

Esta es la verdadera guerra por la hegemonía, se han conquistado muchas cosas pero falta el núcleo central reproductivo de la cotidianidad que no está "afuera" en las relaciones sociales sino que está adentro de cada uno de nosotros”.

“La ideología burguesa no debe ser combatida solo en el campo abierto de los enfrentamientos ideológicos, sino también en la discreción del sentido común, en la reproducción de su sustento, de sus símbolos e imágenes, a través de la penetración sutil, milímetro a milímetro, cerebro a cerebro, idea a idea, habito a habito, reflejo a reflejo”

“En esta guerra por la hegemonía se requiere de una pluralidad de canales de acción y comunicación informales y aparentemente desvinculados de la política, a través de los cuales se pueda ir inyectando imperceptiblemente en el sentido común una gama completa de nuevas palabras, y hábitos que vayan modificando las pautas de comportamientos de inconscientes y alienadas para pasar a conscientes, autoreflexivas y criticas”.

De repente algo me sacude con fuerza. Despertate viejo. Te quedaste dormido me dice mi hijo. Estabas soñando y hablando de no se que “Cuadernos de la cárcel”.

-No soñaba hijo – simplemente recordaba. ¿Vos oíste hablar de Gramsci?

 

 
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