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La columna de Jorge Fava LA GRIETA ES ETERNA
La derecha con sus medios de comunicación y sus redes sociales, instalan términos o conductas que inmediatamente propios y extraños adoptan, dando forma así a un relato que ellos imponen para crear una subjetividad en la población que sirva a sus intereses. "La grieta" es una de esas construcciones que impusieron para disfrazar lo que el mundo conoce como “lucha de clases”, enfrentamientos entre pobres y ricos, burgueses y proletarios, aristócratas y plebeyos, explotadores y explotados. Distintas denominaciones para referirse a un mismo tema; la obstinación de los poderosos "que dominan" pretendiendo mantener sus privilegios contra los dominados, que soportan todo tipo de injusticias y a los que le hacen la vida muy difícil y angustiante. La historia es rica en ejemplos, no hay nada nuevo bajo el sol. Las grandes religiones monoteístas hablan de esa relación compleja en la que Dios tomó partido por los despojados de la tierra, cuestionando a los que se apropian de bienes que les pertenecen a todos. Las Encíclicas sociales de los Papas de la Iglesia, como León XIII, Pio X, Juan XXIII, Pablo VI y las más recientes de Francisco son consecuentes con el relato evangélico que condena la explotación de los ricos para con los pobres. "Fratelli Tutti"(Hermanos Todos) toma la cita de Lucas (Lc 10; 25-31) conocida como la Parábola del Buen Samaritano, para que a partir de allí, de identificar a nuestro “prójimo" Francisco elabora todo el relato y lo “aggiorna" a los tiempos que corren. Señala al neoliberalismo como "el enemigo de la humanidad y la fraternidad" al catalogarlo como "un dogma de fe" opuesto a la paz y la conservación del medio ambiente, o "el cuidado de la casa común", como le gusta identificarla al "pontífice que vino de lejos". Ya en la anterior "Laudato Si", Francisco inauguró su papado con una fuerte advertencia sobre la forma en que la humanidad descuidaba y maltrataba los ecosistemas y a las diversidades culturales de los pueblos que hacían de su relación con la “madre tierra” su razón existencial. Cuestionaba ya entonces a un sistema económico “depredador" que ponía en peligro la subsistencia de la vida en el planeta. Con este otro escrito que enriquecerá a la "Doctrina Social de la Iglesia", Francisco es tajante y no anda con vueltas, lo que ha enfurecido a muchos y desconcertado a otros que pensaban que ya no había nada que oponer al "capitalismo en su fase de fascismo neoliberal” que hoy se pavonea en el mundo, pretendiendo darle la razón a Francis Fukuyama cuando dictaminó “el fin de la historia” al disolverse la Unión Soviética. En Argentina como en toda la región, la disputa es descarnada. Desde la metrópoli imperial se ha empeñado en destruir cualquier construcción política que permita la articulación entre pueblos que tienen un mismo origen, un mismo idioma y los mismos problemas comunes. Es la mayor reserva de recursos naturales que tiene la humanidad, pero esa “derecha constructora de miseria” que mantiene su poder inalterable, ya que se aseguró con leyes e instituciones un "statu quo" inmodificable, que cuando lo ve peligrar no trepida en aplicar correcciones violentas, a todo intento de reivindicación de las mayorías postergadas, que como consecuencia de tantos años de explotación perdieron expectativas de cambios urgentes.
Al ponerse rápidamente en juego la relación de los dos más grandes países de habla hispana del continente, salvando la vida de Evo Morales, Álvaro García Linera y de muchos integrantes de su gobierno, se inauguró una etapa de entendimiento regional que puede superar a la anterior, si como se presume la derecha chilena será la próxima derrotada en la elecciones para reformar la constitución impuesta por el pinochetismo, otrora nave insigne del neoliberalismo en el mundo.
Justamente los discursos del Papa argentino van en la misma dirección que la derecha detesta, por lo que lo han convertido en su enemigo haciéndolo habitar en la otra orilla de "la grieta", que no han inventado ellos aunque eso pretendan, sino que es una constante desde tiempos inmemoriales. Los últimos acontecimientos en nuestro país, pletórico de tensiones, por esa confrontación permanente y no resuelta entre una clase dominante que pretende manejar el país a su antojo y las grandes mayorías populares, tuvo un nuevo capítulo cuando el pueblo "motorizado" atiborró las calles de nuestro país el último 17 de octubre, dando una vez más el ejemplo con su alegría y el respeto a las normas de distanciamiento social que impone el momento tan especial en que estamos viviendo. Inmediatamente se puso en marcha la maquinaria desestabilizadora para terminar de jaquear a una economía desquiciada por el "latrocinio macrista", que devastó las arcas del estado nacional e hizo retroceder el desarrollo nacional por la debacle producida en las pymes en todo el territorio nacional, desarticuló la salud pública e hizo retroceder la educación estatal como efecto de un plan perverso orquestado para domesticar a un pueblo que sigue resistiendo a las bravatas de la oligarquía vernácula. En medio de esa puja que se hace eterna, las almas desangeladas de familias poderosas dejan ver sus miserias que son las muestras más concretas de la angurria, la avaricia, la codicia, y cuanta miseria humana anda dado vuelta que ejemplifican cuan perversos pueden ser dichos personajes, si para adentro, en su intimidad, no dudan en aplicarles todo tipo de conductas aberrantes a sus propios lazos de sangre. La vida debe continuar; las luchas por un país y un mundo mejor, también. Se pueden cambiar las denominaciones, pero siempre que haya injusticias habrá reacciones que se contrapongan. Aunque no guste, como están dadas las cosas en el mundo, hasta ahora, LA GRIETA ES ETERNA
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