• Fidelidades
    EL ESTADISTA, LOS OBSECUENTES Y LOS CONSECUENTES

     

    Un estadista, un verdadero estadista, es aquel que además de comprender la realidad del presente, sabe mirar más allá de la coyuntura y problemática cotidiana, y tiene una clara visión del futuro, del camino a seguir y de las metas a alcanzar.
    Un estadista es eficiente y no efectista. Sabe que ha sido electo pero no se siente un elegido. Y antes de regalar pescados, enseña a pescar.
    Un estadista cuenta con equipos interdisciplinarios altamente capacitados que desarrollan y ponen en la práctica planes estratégicos en materia de cultura, educación, salud, seguridad, vivienda, desarrollo, pensando el Municipio de los próximos cinco, diez, quince, veinte años.
    Un estadista es prospectivo antes que retrospectivo. Se ocupa del futuro antes de preocuparse por problemas del pasado trayéndolo al presente y reavivando heridas. Y si utiliza la retrospectiva, sólo lo hace para sacar conclusiones integradoras, evitar cometer los mismos errores que se cometieron antes, y rescatar y aplicar medidas de probado éxito.
    Un estadista no habla en primera persona, sino desde el “nosotros”, porque sabe que su éxito depende de todos, tanto del equipo que le da sustento teórico y aplicación práctica a su propuesta de gobierno, como de todos los ciudadanos que desde su lugar de trabajo, desde sus familias, contribuyen al engrandecimiento de una nación.
    Un estadista no se maneja a impulsos orgásmicos, cediendo o concediendo sólo porque le da placer dar o quitar. O le sirve. La prospectiva que implementa todo estadista implica también anticiparse a los hechos, ejercer de algún modo la medicina preventiva en el tejido social del Distrito.
    Un estadista responde al clamor del pueblo y arbitra las medidas para que se efectúe las reformas que garanticen una política más transparente y no prebendaria, sin alcahuetes, sin pícaros y corruptos llenándose los bolsillos a costa del sufrimiento de la gente.
    Un estadista no se borra jamás. Asume sus responsabilidades y es capaz de pagar los costos políticos de un error.
    Un estadista suma y no resta.
    Un estadista incluye y no excluye.
    En síntesis, los geselinos necesitan un Estadista, y está en el intendente pasar a la Historia como tal. Tiene una oportunidad histórica. Tiene madera, poder, apoyo popular. 
    Le queda un tiempo de gestión. Luego deberá revalidar títulos sí lo desea. Los plazos se acortan. El proceso electoral ya está punto de terminar. En el lapso que lo lleva a instalarse por decisión popular ya está a punto de terminar.Barrera no deberá cometer errores. Los lobos acechan. Los obsecuentes van a traicionarlo. Solo estarán a su lado los consecuentes. Y un estadista, debe también ser capaz de darse cuenta de la diferencia que existe entre unos y otros.

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