- Editorial
- VILLA
GESELL ES UNA GRAN EMPRESA
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- Cada vez que surgen
discusiones partidarias, sectoriales o personales que toman a
Villa Gesell como rehén, se muestran mezquindades que atentan
contra la Empresa Solidaria que es el Distrito.
- Está claro que por sus
características de ciudades turísticas, Villa Gesell, Mar de las
Pampas, las Gaviotas, y Mar Azul, tiene un régimen de ingresos
totalmente diferente a la mayoría de las de la provincia de
Buenos Aires y del país. El partido de Villa Gesell es en sí
mismo una gran empresa, con un directorio compuesto por miles de
empresarios y una mesa chica, en la que se sientan los que
tienen poder de decisión. Desde el Poder Ejecutivo se trazan las
políticas turísticas que deben ser ni más ni menos que políticas
comerciales: Villa Gesell debe generar dinero, los empresarios
deben ganar dinero, todos los geselinos deben ganar dinero. Todo
es muy simple. Las empresas se crean para ganar dinero. Y la
empresa turística, tiene muchos meses para planificar, mejorar
su infraestructura, optimizar sus servicios, dar seguridad
jurídica para que, fundamentalmente en temporada, los ingresos
económicos sean suficientes para que el círculo virtuoso de
mantenga en funcionamiento.
- Partiendo del criterio Gesell
empresa, gobierno, comerciantes, prestadores de servicio y
trabajadores, deben tener sentido de cuerpo. El todo no anda
bien sí alguna de las partes falla. Imagínese Usted con un
ataque de hígado…
- Como empresario, Usted sabe
que para sostener la demanda cada vez más exigente, debe
necesariamente invertir en su empresa. No solo para mantenerla,
claro, sino para optimizarla y logra de esa manera emerger pos
sobre sus competidores, no solo locales, sino de todos los
lugares turísticos del país y del exterior. Esas mejoras
logradas por la inversión son parte de la microeconomía. Las
inversiones en el campo de lo turístico refieren a múltiples
conceptos asociados a una gran diversidad de servicios:
Alojamiento, gastronomía, agencias de viajes, transportes y la
industria de la hospitalidad son solo algunos ejemplos de ello.
- El aumento en la demanda de
turismo interno y receptivo en el país, durante los últimos años
ha tenido un claro correlato en las inversiones de alojamiento,
considerado como uno de los descriptores más interesantes a la
hora de dimensionar los efectos de la actividad. La inversión en
este rubro, por otro lado está considerada como uno de los
principales indicadores en este sentido.
- En todos los casos, la línea
argumental para la atracción de las inversiones en Turismo hacia
el país reposa en la calidad y diversidad de la oferta, en el
crecimiento constante del volumen de la demanda de turismo
receptivo, en la consolidación del mercado interno, en la
relación precio-calidad que debe ofrecer cada destino, en las
ventajas comparativas y competitivas de los costos – valores de
la tierra calificada para la construcción, mano de obra, etc.–
todo ello aggiornado por el compromiso del Estado con una
inversión pública sistemática, planificada en obras y en
marketing turístico. Y
acá estamos en el meollo del asunto: El estado es el gran motor
del desarrollo de la Empresa Gesell. Sin la obra pública, sin la
inversión en infraestructura, esto es gas, agua, caminos,
seguridad, salud, educación, centros de reuniones
multitudinarias, estadios deportivos, espectáculos, servicios,
el resto no cuenta. Sí la ciudad empresa no crece, los socios no
tendrán ingresos e irremediablemente verán cómo sus inversiones
comienzan a licuarse.
- Para llevar a cabo sus
acciones, el Estado Municipal necesita recursos. Estos,
fundamentalmente, provienen de las Tasas. Y las tasas en la
Villa Gesell de hoy están devaluadas. El último ajuste fue en el
2008, pero, venían de un largo período de congelamiento, lo que
había empobrecido al Municipio. Hay que recordar cómo estaba
Gesell cuando Baldo era intendente. Todo estaba deteriorado, no
existían máquinas, la suciedad cubría la ciudad y las
localidades del sur, la red vial estaba destruida, no se hacían
las obras planificadas… Y razonablemente hubo que llevar a cabo
un ajuste de Tasas, lo que posibilitó un mayor ingreso al
Municipio, lo que se vio reflejado inmediatamente en la Empresa
Gesell.
- Desde aquel ajuste, la
inflación, medida desde cualquier índice, hizo que sean
necesarios mayores ingresos. Es nada más ni nada menos que
lograr el dinero suficiente para que todo siga funcionando y la
inversión se incremente. Todas las empresas, desde el 2008
aumentaron sus costos en más de un 100. El Gurú Periodístico de
la Oposición Jorge Lanata lo dijo claramente en su programa del
domingo y obviamente los medios hegemónicos lo repitieron: La
inflación come los ingresos de los argentinos. Y aunque haya
algunos que piensan como extranjeros, Villa Gesell está en
Argentina, el Municipio vive la realidad del incremento de sus
costos de funcionamiento y por lo tanto, para no desfinanciarse
y no desfinanciar a la Empresa Gesell y complicar los negocios
de todos los geselinos, necesita mayores ingresos. No entender
esta elemental ecuación es no entender la realidad. Todos los
geselinos están subidos al mismo barco. Para que navegue y
lleve a los geselinos al buen puerto de la temporada y todos
ganen dinero, no alcanza con calafatearlo. Hay que modernizarlo
y dotarlo de todas las mejores existentes. Solo así se podrá ser
competitivo y ganar la Gran Regata de la Temporada.
Opinión
CAMBIOS DESDE ACÁ
Cuando la fidelidad es renovación
Todo principio de renovación política se apoya
sobre dos columnas: fidelidad e inteligencia. Aquélla asegura el
servicio desinteresado del hombre a la tarea colectiva, y ésta la
viabilidad y adecuación a la circunstancia concreta. Si la
inteligencia falla y persiste sólo la fidelidad, caemos en el pecado
integrista: una ceguera sorda para todo lo que sea vida y movimiento
y un canino apego, a lo que un día fue, como si el tiempo, por muy
perfecto y bello que se muestre, pudiera asumir y representar, de
una vez para siempre, todos los valores del hombre y de la historia.
El integrista, esclavo de la inmovilidad, cree que el ejercicio de
la inteligencia, en cuanto supone movimiento –porque el pensamiento
es siempre actus imperfecti: sólo Dios no tiene necesidad de pensar
– lleva consigo aparejada la traición a los altos principios. La
falta de inteligencia petrifica en política como en todo, con lo que
se gana en perfil y dureza cuanto se pierde en vida. Pero el ser
vivo engendra hijos y se perpetúa, y a la estatua la arruina el
tiempo. A la larga la fidelidad, cuando es pura virtud aislada y sin
acompañamiento de obras, se devora a sí misma, o mejor, deja que la
devore el ambiente, que le borre el bulto la arena como a la
Esfinge. Y cuidado con la extensión que damos a las obras: la
actividad intelectual, en sí y como manantial de la acción, es la
primera de todas.
Supuesto todo esto, es angustioso pensar que
algún día el ideal político de la fuerza política dominante, pueda
llegar a gravitar sobre el exclusivo apoyo de la fidelidad y no
sobre la inteligencia. Porque la fidelidad estaría entonces referida
a algo ya pasado y toda adoración de lo pretérito lleva en sí, igual
que el fruto la semilla, una actitud romántica. Y los románticos,
por principio, no son gente de este mundo, ni por supuesto del otro.
Su destino es navegar por una atmósfera irreal, donde tarde o
temprano correrán la suerte de la mujer de Lot.
La fidelidad está bien, es valedera. Y se
demuestra con palabras, gestos y actitudes. O sea con testimonios.
Pero estos, deben estar impregnados de inteligencia. Solo así se
pude crear, a partir de la fe, una Argentina diferente. Y esta
construcción debe estar apoyada en ideas concretas. Las ideologías
no han muerto. Son las que sostiene, en definitiva a una Nación. El
problema es que algunos conductores, imbuidos de la soberbia del
poder, creen que la fidelidad canina le va a servir. Deben recordar
que muchas veces, los perros muerden la mano a al amo y generalmente
reconocen a este como el que le da de comer. La fidelidad
ideológica, la militancia política es la única manera de asegurar
que el modelo nacional y popular puede seguir vivo. Sobre todo en un
Distrito en el que abundan los Fenicios, como es Villa Gesell.
CONSTRUIR SOBRE CADÁVERES
Breve reflexión sobre la traición política,
los medios y lo que vendrá
Desde 1983, cuando comenzó la última era
democrática, se fue delineando una manera de hacer política y
lamentablemente, los verdaderos militantes del campo nacional y
popular nada pudieron, quisieron o supieron hacer para evitar que
esa práctica de instalase definitivamente y fuera, luego, aceptada
como única.
La idea de construir sobre los cadáveres
amontonados de los que permitieron llegar hasta aquí, es una vieja
forma de hacer política que prefiere forzar los cambios antes de ser
arrastrada por una marea que intuye inminente.
Decadencia de personas torpes y sin escrúpulos
que bastante se llevaron ya.
Pero como suele pasar, la debacle los encuentra
absorbidos en la traición, en la filtración cruzada de infidencias,
en el poco edificante ejercicio de tirar lastre por la borda –o
funcionarios que vendría a ser lo mismo-, con miras a una supuesta
“renovación” que por supuesto imaginan, no los comprenderá a ellos.
Así, llegan a los periódicos exhaustivas
investigaciones y empiezan a prenderse las teledirigidas “luces
verdes” para informar sobre ciertas prácticas de ciertos
funcionarios. Bienvenida sea esta primavera periodística, este
resurgir del placer por recorrer el costado incómodo del poder, que
florezcan mil flores, como diría el viejo Mao.
Buenas noticias para el gran público, muy malas
para la oposición que verá con horror que aquellos a los que ahora
alimenta con la carne de los enemigos políticos, cuando la comida se
acabe, enfrentarán la mirada torva, de yonqui en abstinencia, del
periodista, que hasta entonces se mostraba tan simpático, tan
comprensivo, y que ahora exigirá: “¿Y vos? ¿Qué tenés ahí en la
mano, qué ocultas en la espalda? ¡A ver,
mostrame!”.
N de la D: yonqui. En la jerga de la
droga, adicto a la heroína.
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