Porque la vida continúa POEMAS SIN DUEÑA
Lentamente Es fundamental que cuando tengamos sexo, no nos apuremos para nada. Vayamos con tranquilidad conociendo nuestros cuerpos, hacerlo paso a paso y transitar, por todos los instantes del placer, por todos los rincones del deseo.
Disfrutarnos mutuamente... con besos alargados, caricias fugaces, las manos encendidas, y los cuerpos temblorosos.
Despacio, lentamente, para vivirlo todo.
Cuando tengamos sexo, con mis manos en tu cara, las tuyas en mi cuello, tus labios en mis hombros, los míos en tus pechos.
Cuando tengamos sexo... nos olvidaremos del tiempo, de la distancia, del mundo, cuando hagamos el amor te entregaré mis besos que se entregan mordiendo, te entregaré mis manos que se aferran a tu cuerpo
Y el grito que se ahoga y se muere en el pecho, y las frases perdidas que se escapan a gemidos, entrecortadamente.
Te llenarás de fuego hasta el instante en que todo se transforme en silencio.
Cuando hagamos el amor... es que ha llegado el momento, sobre un lecho cualquiera.
Cuando hagamos el amor... es que ha llegado el tiempo de conocer el cielo.
Gruñón Sentirte tan mía, tan conmigo, tan ínfimamente acompañada a la par de tus ojos, que me miran.
Sonreís tan fresca que no puedo creer que aun estés a mi lado, tan tranquila y desenfrenada como siempre que seguís siendo vos, tan vos, tan vos.
Desespero por tu esencia, que aniquila la poca cordura que me queda.
No quiero ni pensar que alguna vez, podrías no estar a mi lado para darme todo ese amor, que cultivas no sé donde, ni de qué forma, pero que es perfecto e inigualable.
y aunque a veces, viejo gruñón, me quede solo, prefiero tenerte tan cerca como pueda, para que me dediques tus palabras y tus silencios, tus tristezas y alegrías, y para darte todo mi ser, que te pertenece, desde el mismo instante en que miraste fijo mis ojos enceguecidos por tu dulzura y dijiste, Te Amo
Imagen Yo cambiaré de sitio, estoy casi seguro; tú, por tu juventud, es muy probable que te marches mañana a ciudades abiertas a lo nuevo y no he de reprocharte tanta obligada ausencia. ¿Quién podrá asegurar que nos veremos bajo una luz tan clara? ¿Y en qué bares nos reíremos juntos algún día y daremos por buenas, satisfactoriamente, tantas penas presentes y futuras? Es absurdo tratar de contestar, y es imposible no preguntarse siempre estas cuestiones. Olvidarás los nombres que ya no necesites en tu aventura diaria. Otro bar, otra música, otras copas te facilitarán el necesario y saludable olvido de toda mente lúcida y serena. Yo tampoco podré recordar todas las menudencias diarias de esta ciudad entrañable. Yo tan sólo podré guardar la imagen de esta tarde y conservarla limpia para siempre
Repoblar tu cabeza Mientras viva tu cabeza.
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